NEOLIBERALISMO 
                                  FLEXIBILIDAD LABORAL Y SEGURIDAD AEREA | 
                              
                            
                            "Si tuviera que definir el siglo XX, diría 
                              que despertó las mayores esperanzas que haya 
                              concebido nunca la humanidad, y destruyó 
                              todas las ilusiones e ideales"
                              Yehudi Menuhin.
                              (Violinista estadounidense-británico de origen 
                              ruso. 1916-1999)
                             
                            
                            Al largo Siglo XIX (1789-1914), le ha seguido el 
                              corto Siglo XX (1914-1991), según la periodización 
                              prevaleciente en la historiografía actual. 
                              El Primero, se caracterizó por instaurar 
                              y pregonar la convicción en el progreso ilimitado, 
                              tanto material como espiritual o moral. El cual 
                              sería mundialmente propagado por la nueva 
                              organización económica, social y política, 
                              que durante su era se consolidó. El segundo, 
                              nuestro corto siglo, se caracterizó por refutarlo. 
                              A un fabuloso progreso material, tecnológico 
                              y científico -que si ocurrió-, se 
                              le contrapuso una agobiante involución moral; 
                              cuya prueba más notoria son los miles de 
                              millones de seres humanos que viven en la más 
                              absoluta pobreza a lo largo de todo el planeta. 
                              Sumado al acelerado aumento de las desigualdades 
                              sociales, en especial en las zonas menos desarrolladas 
                              del mundo, provocadas por el determinismo o fundamentalismo 
                              del mercado. El Siglo XX demostró, no sólo 
                              que el gran progreso material no provoca inexorablemente 
                              el mismo avance en lo social y moral, sino además, 
                              que pueden coexistir en cada área dinámicas 
                              con direcciones absolutamente opuestas. Una situación 
                              impensable para la ideología del Siglo XIX.
                              
                              El ultraliberalismo expandido al mundo mediante 
                              la globalización, e instrumentado a través 
                              de la desregulación y flexibilización, 
                              ha sido más allá de toda duda razonable, 
                              el ideólogo y ejecutor de ese ominoso rasgo 
                              distintivo que definitivamente caracterizara al 
                              Siglo XX. Un vergonzoso rasgo, que derrumbó 
                              ilusiones y esperanzas reemplazándolas por 
                              un horizonte de angustia e incertidumbre, que sin 
                              duda será su más grande y gravosa 
                              herencia.
                              
                              ¿Pero cómo interpretar con sentido 
                              estricto y apropiado la lógica histórica 
                              de nuestro tiempo, si ni la globalización 
                              ni el liberalismo constituyen una novedad en el 
                              devenir humano?. Fue globalización: las conquistas 
                              imperiales de Egipto y Roma; las cruzadas; la expansión 
                              colonial de Europa; la revolución industrial 
                              del Siglo XVIII; y las guerras mundiales del Siglo 
                              XX, entre muchos otros sucesos históricos. 
                              El liberalismo, por su parte, tiene más de 
                              200 años de vigencia. Lo nuevo, fue la virulenta 
                              manifestación de ambos en el último 
                              cuarto del Siglo XX, consecuencia tanto de la revolución 
                              tecnológica que dió origen a la era 
                              informática -que expandió colosalmente 
                              el desarrollo de los medios de comunicación 
                              y transporte-, como del surgimiento de una versión 
                              fanática del liberalismo llamada "neoliberalismo".
                              
                              Esta versión liberal de fin de siglo se caracteriza 
                              por la desaparición del Estado, no solo como 
                              propietario, sino como redistribuidor del ingreso 
                              que evite la generalización de la pobreza. 
                              Además en la Argentina, se lo eliminó 
                              como agente regulador de inversión social 
                              (salud pública y educación); la divinización 
                              del mercado, perfecto y todopoderoso, considerado 
                              el único mecanismo capaz de resolver todos 
                              los problemas de la sociedad; y la exaltación 
                              del individualismo, si alguien fracasa es exclusivamente 
                              por su culpa, no por razones impersonales, ajenas 
                              a él y mucho más poderosas. El Estado 
                              no admite ninguna responsabilidad. Por lo tanto, 
                              cada uno tiene la necesidad y el deber, de perseverar 
                              por si sólo en la obtención del máximo 
                              beneficio personal.
                              
                              Fue así que la globalización de fin 
                              de siglo, se ha convertido en el mensajero universal 
                              de la ideología utilizada para abolir derechos; 
                              destruir los sistemas de seguridad social; o reducir 
                              al máximo cualquier función del Estado, 
                              a los efectos de disminuir el gasto fiscal y hacer 
                              los países más competitivos para recibir 
                              capitales y pagar sus préstamos. Con ello, 
                              también se redujeron los márgenes 
                              de acción con que contaban los Estados, para 
                              evitar los desarrollos negativos del modelo instaurado. 
                              Desarrollos, que son mucho más devastadores 
                              en los paises pobres o subdesarrollados, que en 
                              los industrializados o acreedores, que poseen un 
                              vasto mercado de consumo y de capital.
                              
                              Los resultados sociales de esta receta neoliberal 
                              en todo el mundo, muestran datos concluyentes. Y 
                              así lo expresa el último informe del 
                              Programa de las Naciones Unidas (PNUD). Unos 1300 
                              millones de personas en el mundo viven con menos 
                              de un dólar diario (950 en Asia, 220 en Africa, 
                              y 110 en América Latina y el Caribe); hay 
                              1000 millones de analfabetos; 1200 millones viven 
                              sin agua potable. En los paises industrializados 
                              hay 37 millones de desocupados; y existen 100 millones 
                              de habitantes que viven con menos de 4 dólares 
                              diarios. Este informe también revela, que 
                              el patrimonio de las 358 personas - que pueden caber 
                              en un Boeing 747-, cuyos activos son superiores 
                              a 1000 millones de dólares, supera el ingreso 
                              anual combinado de paises en los que vive el 45% 
                              de la población mundial. La Argentina es 
                              el fiel reflejo de esta inequitativa distribución 
                              de la riqueza en el planeta: el quintil más 
                              bajo de la sociedad recibe apenas el 4,3% del ingreso 
                              nacional, y el más alto, el 52% del mismo; 
                              en 1995 - plena recesión - las 200 empresas 
                              más grandes del país ganaron 4500 
                              millones de dólares (30% más que en 
                              1994), y sólo 10 grupos concentraron más 
                              de la mitad de esa ganancia. Al mismo tiempo, la 
                              indigencia, la pobreza, y las necesidades básicas 
                              insatisfechas, crecen constantemente. En el año 
                              1996 había en la Capital y el conurbano 3.200.000 
                              pobres, 28% de la población total y 400.000 
                              más que el año anterior; a su vez 
                              en los partidos del Gran Buenos Aires hay 2.800.000 
                              pobres; sin olvidar nuestro terrible récord 
                              histórico de un 30% de la población 
                              desocupada y subocupada.
                              
                              La sociedad dual, con beneficiarios y excluidos, 
                              va consolidándose en el mundo, pero aún 
                              más en las naciones no industrializadas. 
                              El cóctel de ultraliberalismo y globalización 
                              no creó las desigualdades planetarias, pero 
                              sí las potenció y amplificó. 
                              Aumentó la concentración de la riqueza 
                              y la expansión de la pobreza. Por eso, el 
                              documento de la PNUD calificó de fracaso 
                              inexcusable a las políticas socioeconómicas 
                              aplicadas en el mundo. El renombrado economista 
                              europeo, Michel Albert, que aboga por un capitalismo 
                              humanizado, lo explica de esta manera: "Si 
                              vamos a dejar librado el progreso de la humanidad 
                              a las leyes del mercado, entonces sólo podemos 
                              esperar dolores de cabeza. La ley pura del mercado, 
                              por fuerza, comporta un aumento de las desigualdades 
                              sociales. El mercado es una técnica de selección 
                              darwiniana que establece la ley de la selva, donde 
                              los fuertes se comen a los más débiles. 
                              Cada vez los ricos son más ricos y los pobres 
                              son más pobres; la clase media es aplastada. 
                              En el último siglo el progreso de la democracia 
                              y la economía se produjeron gracias a la 
                              clase media". "Hoy la clase media tiene 
                              tendencia a ser comprimida. El globo aerostático 
                              pierde su panza para adquirir la figura de un reloj 
                              de arena. Esto supone una sociedad dual, y se corre 
                              el riesgo de entrar en una economía antisocial 
                              de mercado". (Clarín 11/05/97)
                              
                              Es necesario tener en claro que el fin de cualquier 
                              política económica que aplique un 
                              gobierno, debe ser el bien común, el bienestar 
                              general. No la inequidad. El compromiso con las 
                              mayorías no es optativo, es esencial; y el 
                              único que puede legitimar las políticas 
                              empleadas.
                              
                              Por eso, el déficit social se debe contemplar, 
                              al menos, con la misma intensidad que el déficit 
                              fiscal.
                             
                            
                            Dentro del contexto político, social y socioeconómico 
                              de la "Revolución Neoconservadora", 
                              la política de flexibilización laboral 
                              coincide ideológicamente con el neoliberalismo, 
                              del cual es uno de sus medios de realización 
                              más importantes, y se ha convertido en el 
                              eufemismo con el que hoy se llama al desempleo o 
                              al severo deterioro de las condiciones de trabajo. 
                              Lo que se busca, cada vez que se habla de flexibilizar 
                              el mercado y las relaciones laborales, es eliminar 
                              y cambiar sustancialmente las leyes y regulaciones 
                              que consagran en la legislación, la defensa 
                              de los derechos e intereses de los trabajadores, 
                              para liberalizarlas o "abrirlas", y dejarlas 
                              expuestas a las exigencias del mercado. Un mercado 
                              donde trabajo y capital, o trabajadores y empresarios, 
                              no participan con la misma relación de fuerza, 
                              por lo cual la también denominada "modernización 
                              de las relaciones laborales", termina siendo 
                              una paradoja, con la que se pretende a principios 
                              de del Siglo XXI, retrotraernos al Siglo XIX. Un 
                              momento histórico donde la única ley 
                              válida era la de los patrones, y el único 
                              propósito de la economía, aumentarles 
                              sus beneficios. A través del tiempo, gracias 
                              a las incansables y duras luchas de los trabajadores, 
                              acompañadas con legislaciones surgidas al 
                              amparo de las más diversas ideologías 
                              y partidos políticos, se obtuvieron los derechos 
                              y garantías que humanizaron el trabajo y 
                              defendieron a los asalariados de los más 
                              crueles abusos, en cuanto a sueldo, seguridad y 
                              salud. Eso es lo que hoy se quiere revertir. Llevarnos 
                              hacia atrás con el pretexto de hacernos progresar.
                              
                              Si la fundamentación macroeconómica 
                              es la inevitabilidad de ajustar las relaciones y 
                              el mercado del trabajo, a los cambios producidos 
                              en las formas de producción, en las nuevas 
                              tecnologías, y con las reformas del Estado, 
                              es totalmente refutable y reprochable, que los que 
                              deben pagar todos los costos - vía flexibilización 
                              - sean los trabajadores. Máxime, cuando ya 
                              han sido sus principales víctimas y perdedores, 
                              mediante la baja permanente de sus ingresos y el 
                              incremento constante de la desocupación. 
                              En ambos casos, las cifras de nuestro país 
                              son bien elocuentes: casi el 50% de la población 
                              cobra menos de $500 al mes y la desocupación 
                              ronda el 18% (ambos datos según cifras oficiales). 
                              Sin embargo, tanto el gobierno como el empresariado 
                              nacional, argumentan que para combatir esos males 
                              -pobreza y desocupación - deben aplicarse 
                              rigurosamente los libretos flexibilizadores dados 
                              por los organismos financieros internacionales. 
                              Los mismos, casualmente, que anteriormente dictaron 
                              los planes de ajuste, que produjeron las reformas 
                              económicas estructurales, que a su vez causaron 
                              los graves problemas de desigualdad social; los 
                              que hoy se tratan de solucionar -créase o 
                              no- con más de lo mismo. Paradójicamente, 
                              el tan promocionado éxito asiático 
                              se basa en el "crecimiento compartido", 
                              donde desarrollo / acumulación; y superación 
                              de la pobreza / distribución de la renta, 
                              han sido procesos simultáneos no asincrónicos. 
                              Un hecho reconocido y elogiado por los mencionados 
                              organismos financieros mundiales, lo que no impide 
                              que en Latinoamérica impulsen políticas 
                              absolutamente opuestas.
                              
                              La revisión de la legislación laboral, 
                              implicará cambios decisivos en la vida de 
                              todos los trabajadores argentinos. Aunque no pocos 
                              ya han ocurrido con la flexibilización normativa 
                              - y de hecho -, que en los últimos años 
                              se ha estado aplicando en las empresas de nuestro 
                              país. Lo que ahora se busca es ampliarla 
                              mucho más, y legitimar totalmente esa flexibilización, 
                              o desprotección laboral. Es indispensable 
                              por lo tanto, explicitar los objetivos de toda flexibilización 
                              para poder predecir y analizar sus consecuencias. 
                              En términos generales se la puede dividir 
                              en cuatro temas y propuestas básicas:
                              SALARIOS: Eliminar el salario mínimo ajustado 
                              por costo de vida. La fijación del valor 
                              de los salarios estará dada por la productividad 
                              de cada empresa, y/o por la oferta y demanda de 
                              mano de obra en el mercado de trabajo.
                              
                              DOTACION: Modificación de 
                              los planteles de trabajo -ampliación o disminución-, 
                              eliminando o reduciendo todo tipo de restricciones 
                              legales y económicas. Esto implica la posibilidad 
                              de contratar personal temporario de corta duración, 
                              eximidos de cargas sociales o cualquier otro costo 
                              salarial extra. Se reemplaza el anterior sistema 
                              de indemnizaciones, por otro que las rebaja sustancialmente 
                              o las anula. Se busca también hacer desaparecer 
                              la obligatoriedad del preaviso.
                              
                              ORGANIZACION: Disponibilidad de 
                              los trabajadores para llevar a cabo distintas tareas 
                              y funciones (polifuncionalidad). Ello incluye la 
                              factibilidad de traslados dentro de una misma unidad 
                              de producción, o fuera de ella, hacia otras 
                              dependencias de la empresa. Otra modalidad de la 
                              flexibilización en lo que hace a este tema 
                              , es la subcontratación externa o tercerización, 
                              consistente en contratar a otra empresa, para realizar 
                              lo que antes se hacía en la misma unidad 
                              productiva.
                              
                              TIEMPOS: Variación de los 
                              tiempos totales de trabajo, redistribuyéndolos, 
                              según la conveniencia empresarial, mensualmente 
                              o anualmente. Esto supone: extender o disminuir 
                              la jornada laboral; alterar los turnos de trabajo; 
                              redistribuir la utilización de horas extras; 
                              y modificar los períodos de vacaciones.
                              
                              Es muy oportuno recordar que la flexibilización 
                              laboral comenzó a aplicarse en Europa a mediados 
                              de la década del '70, como una de las decisiones 
                              para superar la crisis económica que afectaba 
                              a ese continente; adaptando las estructuras y normas 
                              de producción y trabajo europeos a las de 
                              Japón y EEUU. Otro de los motivos fue el 
                              problema del desempleo, que ya comenzaba a preocupar 
                              al viejo mundo. Transcurridos más de veinte 
                              años el tiempo demostró, incuestionablemente, 
                              su total fracaso para generar empleo. Más 
                              recientemente el gobierno español de José 
                              María Aznar, condenó las reformas 
                              de flexibilización porque crea mucho empleo 
                              precario, con lo cual se atenta contra la reactivación 
                              económica, dado que el trabajador temporario 
                              - por su inestabilidad y menores ingresos - consume 
                              menos. Además, las empresas se descapitalizan, 
                              porque a los trabajadores temporarios no hay tiempo 
                              ni interés para capacitarlos. La conclusión 
                              de los españoles fue, que para movilizar 
                              el consumo se debía tener estabilidad: "mucho 
                              contrato laboral por tiempo indefinido", según 
                              su Ministro de Trabajo. Por lo tanto, el Presidente 
                              Aznar decidió que los "contratos basura" 
                              o sea los flexibilizados (corta duración; 
                              bajos salarios; sin pago de cargas sociales y que 
                              no brindan formación laboral), debían 
                              eliminarse porque agobiaban a España e impedían 
                              su recuperación.
                              
                              Mientras tanto en la Argentina, se incentiva vía 
                              disminución de los pagos empresariales por 
                              cargas sociales, la contratación temporaria. 
                              Esta práctica, que implica un subsidio de 
                              toda la sociedad a los empleadores, para que obtengan 
                              mano de obra mucho más barata, llega ya al 
                              15% de nuestra fuerza laboral; mientras que el 80% 
                              de todos los nuevos contratos de trabajo se efectúa 
                              bajo alguna forma de "contrato basura". 
                              Sumados estos datos al de los 3.000.000 de trabajadores 
                              "en negro" que existen, resulta que en 
                              la Argentina, de cada dos trabajadores uno está 
                              precarizado. El sistema instaurado, además 
                              de perjudicar la economía sólo favorece 
                              a la rotación laboral, pero no al empleo. 
                              Esto sucede porque en nuestro país se continúa 
                              creyendo que la estabilidad laboral es la culpable 
                              del alto índice de desempleo, y no todo lo 
                              contrario; como ya lo saben en el mundo industrializado, 
                              y ahora lo acaba de comprobar España. Al 
                              respecto, es útil reproducir opiniones de 
                              otros expertos no provenientes de Wall Street o 
                              del FMI, Banco Mundial, o BID, cuyas prescripciones 
                              son las únicas que nuestros gobiernos oyen 
                              y llevan a cabo. El economista estadounidense Jeremy 
                              Rifkin, asesor del Presidente Bill Clinton, así 
                              opinó de nuestra reforma laboral: "- 
                              Para el gobierno argentino, la solución pasa 
                              por flexibilizar las condiciones de contratación 
                              ¿qué resultado tienen las reformas 
                              de este tipo? - Creo que no sirven. En realidad 
                              con eso se está reduciendo el poder salarial 
                              de cada trabajador y a la larga, eso tiene un impacto 
                              directo en las empresas" (La Nación 
                              01/06/97). Idéntica conclusión, sustentada 
                              por similar fundamentación, que la española. 
                              Como de costumbre, elegimos para copiar de los paises 
                              desarrollados sólo los errores y fracasos.
                              
                              Lo que la recta razón nos está indicando 
                              en este tema, es que nuestro Estado debe combatir 
                              todo tipo de empleo precario, y estimular la contratación 
                              de trabajadores por tiempo indefinido junto con 
                              el refuerzo de las prácticas de estabilidad 
                              laboral; con ello se conseguiría reactivar 
                              y recuperar la economía vía consumo 
                              interno, mejoraría la recaudación 
                              fiscal, y por sobretodo, se posibilitaría 
                              la creación de nuevos puestos de trabajo. 
                              Una elección obvia y obligatoria, siempre 
                              y cuando se halla optado por un proyecto de Nación 
                              con una estrategia de desarrollo industrial, dirigida 
                              hacia un crecimiento duradero y equitativo.
                            "Frecuentemente los trabajadores no son 
                              responsables por un trabajo defectuoso. Ellos simplemente 
                              lo entregan. El sistema es el responsable"
                              W. E. Deming.
                              (Físico matemático estadounidense. 
                              Experto en control de calidad)
                             
                            
                            
                              La puesta en práctica de las distintas ideas 
                              sobre flexibilización de la gestión 
                              laboral, puede generar dentro de una industria los 
                              beneficios buscados por los empresarios, en cuanto 
                              a productividad, calidad y ganancias; como todo 
                              lo contrario. Los resultados dependen de la pertinencia 
                              y oportunidad con que decidan su implementación, 
                              como de la forma en que se la haga. Si no son los 
                              esperados, la consecuencia será la pérdida 
                              de competitividad por parte de la empresa, manifestándose 
                              sus perjuicios en las mencionadas cuestiones de 
                              productividad, calidad y ganancias.
                              
                              Existen sin embargo, actividades como la aerocomercial 
                              que poseen un ámbito más donde la 
                              flexibilización va a incidir: LA 
                              SEGURIDAD. Específicamente, en el 
                              Area Técnica, no puede caber duda que esa 
                              incidencia será muy negativa. La precarización 
                              laboral, que forzosamente conlleva toda política 
                              de flexibilización de las relaciones y el 
                              mercado de trabajo, agravará inevitable y 
                              severamente, todos los problemas que los factores 
                              o errores humanos - también conocida como 
                              cadena de eventos- ocasionan en dicha área. 
                              Los cuales - como ya hemos visto - contribuyen en 
                              gran medida para generar incidentes y accidentes 
                              aéreos. Esta última comprobación, 
                              agravada por las cifras de catástrofes aeronáuticas 
                              ocurridas durante 1996 -culminación de una 
                              tendencia creciente de más de 15 años-, 
                              llevó a que la atención original sobre 
                              los problemas de seguridad aérea por factores 
                              humanos, desde hace más de dos décadas 
                              exclusivamente enfocada hacia las labores de los 
                              Pilotos, se desplazara ahora hacia el análisis 
                              del trabajo de los Técnicos Aeronáuticos. 
                              El objetivo buscado: romper la cadena de eventos 
                              o errores a nivel de mantenimiento, para que el 
                              accidente nunca ocurra.
                              
                              La flexibilización laboral viene a convertirse 
                              en parte del problema, contribuyendo a su empeoramiento, 
                              y no a sumarse a su solución. En especial, 
                              cuando se pone en práctica dentro de un extendido 
                              marco desregulatorio - económico y estatal 
                              -, que refuerza sus efectos más dañinos.
                              
                              Trataremos de exponer a continuación, la 
                              correlación o influencia (negativa) existente 
                              entre flexibilidad laboral y factores humanos, dentro 
                              del ámbito del mantenimiento y reparación 
                              aeronáutica. Los factores humanos que mencionamos, 
                              son los mismos a los que nos hemos referido en el 
                              capítulo respectivo.
                              
                              Si los argumentos presentados no resultan por si 
                              solos suficientes, baste recordar como ejemplo real 
                              de nuestras afirmaciones, la catástrofe de 
                              ValuJet, cuyas causas -según la NTSB- fueron: 
                              falta de capacitación; sobrecarga de tareas; 
                              exceso de horas de trabajo; desorganización; 
                              falta de comunicación entre los grupos de 
                              trabajo; y deficiencia de los controles de calidad 
                              tanto dentro de la empresa, como hacia afuera con 
                              sus subcontratistas. Si bien éste es un caso 
                              paradigmático, por todos los tipos de falencias 
                              halladas, de ninguna manera es el único. 
                              Existen otros ejemplos, como el de "American 
                              West Airlines", la primera empresa que recibió 
                              una inspección de la FAA luego del caso ValuJet, 
                              la cual fue observada en dicha ocasión por 
                              dos razones: 1) por poseer personal con exceso de 
                              trabajo, y por lo tanto incapaz de prestar atención 
                              suficiente a las normas regulatorias de sus tareas 
                              (antes de la inspección la aerolínea 
                              contrató 20 personas, luego de la misma debió 
                              incorporar otras 43); 2) porque la supervisión 
                              de los servicios subcontratados debía mejorarse.
                              
                              Estos problemas, que se ha comprobado comprometen 
                              seriamente la seguridad en vuelo, constituyen algunas 
                              de las consecuencias negativas que inevitablemente 
                              se derivarán o agravarán, de aplicarse 
                              la flexibilidad laboral en el Area Técnica 
                              de la Industria Aerocomercial.
                            
                               
                                REFORMAS 
                                    DEL MERCADO Y LAS RELACIONES LABORALES   | 
                                PROVOCAN 
                                    O AGRAVAN  | 
                                RIESGOS 
                                    QUE AFECTAN 
                                    LA SEGURIDAD EN VUELO  | 
                              
                               
                                MEDIDAS DE FLEXIBILIZACIÓN 
                                    LABORAL  | 
                                 | 
                                FACTORES HUMANOS DEL AREA 
                                    TECNICA QUE CONDUCEN, SOLOS O JUNTO A OTROS, 
                                    A INCIDENTES / ACCIDENTES AEREOS  | 
                              
                               
                                Todas las medidas de flexibilización 
                                    laboral descriptas, en cuanto a salarios, 
                                    dotación, organización y tiempos 
                                    de trabajo.  | 
                                 | 
                                Dificultades económicas. Trastornos 
                                  de la vida familiar y patologías psicoanalíticas 
                                  diversas. En conclusión: lo comunmente 
                                  llamado stress, junto con todo tipo de trastornos 
                                  psicológicos destructivos. | 
                              
                               
                                Polifuncionalidad. Temporalidad 
                                    o alta rotación laboral. Tercerización.  | 
                                 | 
                                Deterioro del trabajo 
                                    en equipo para identificar y solucionar problemas. 
                                    Mala comunicación grupal o intergrupal. 
                                    Capacitación insuficiente.  | 
                              
                               
                                Variación de la 
                                    jornada laboral y turnos de trabajo; redistribución 
                                    de horas extras; y modificación de 
                                    los períodos de vacaciones.  | 
                                 | 
                                  Fatiga y fallas de atención: 
                                    por exceso de trabajo, o mala distribución 
                                    de descansos.  | 
                              
                               
                                Bajos salarios; inestabilidad 
                                    laboral; sobrecarga de tareas por modificación 
                                    de dotación. Y toda política 
                                    que menoscabe la autoestima del trabajador.  | 
                                 | 
                                  Necesidad de doble empleo. 
                                    Desidia / Dejadez.  | 
                              
                            
                            
                            
                            El modelo económico y social neoliberal 
                              establecido desde hace dos décadas, ha comenzado 
                              a evidenciar graves signos de deterioro en todo 
                              el mundo. Pero es en las naciones subdesarrolladas, 
                              con estructuras socioeconómicas y políticas 
                              más endebles, donde ya se ha llegado al límite 
                              de su gobernabilidad. Estas sociedades, en las que 
                              está incluida la Argentina y el resto de 
                              Latinoamérica, han sido sometidas a ajuste 
                              tras ajuste, cada uno más salvaje que otro, 
                              bajo la coerción del camino único 
                              y la eterna promesa de la felicidad para el mañana. 
                              Felicidad que únicamente podría alcanzarse, 
                              si se llegaba al paraíso terrenal de la modernización, 
                              vía: globalización, desregulación, 
                              privatización, y por supuesto, flexibilización 
                              laboral. Sería el fin de la Historia, y la 
                              plena realización de la humanidad en un mundo 
                              feliz, conocido de ahora en más como: El 
                              Mercado. Las realidades que resultaron para los 
                              pueblos, fueron absolutamente opuestas a las buenas 
                              nuevas que se les anunciaron. Nunca se alcanzó 
                              tal paraíso terrenal - ni algo semejante 
                              -, sólo hubieron mortales pesadillas que 
                              horrorizaron y devastaron a millones de seres humanos, 
                              mediante impiadosos monstruos llamados pobreza, 
                              desempleo, inseguridad, enfermedad e ignorancia. 
                              Nuestro país, no escapó a ninguno 
                              de estos padecimientos, sin embargo, la única 
                              receta que nuestros funcionarios dicen que existe 
                              para remediarlos, es la remanida flexibilización 
                              del mercado laboral. Más de lo que desde 
                              el comienzo ha sido una de las causas del problema, 
                              puesto que entre nosotros la flexibilización 
                              del mercado de trabajo - de hecho y de derecho -, 
                              rige desde los inicios de la presente década; 
                              y ni la desocupación ni ninguno de los otros 
                              males del modelo dejaron por ello de aumentar.
                            En lo concerniente a la seguridad aérea 
                              dentro de la actividad aerocomercial, las consecuencias 
                              de este tipo de respuestas o "remedios" 
                              sólo pueden ser funestas. Todos los factores 
                              de riesgo que perjudican la seguridad en vuelo serán 
                              potenciados, y otros nuevos se les podrán 
                              sumar. Las pesadillas de muerte convertidas en realidad, 
                              surgidas con la desregulación, se verán 
                              ahora potenciadas con la flexibilización. 
                              Habrá más y nuevas víctimas 
                              que seguirán siendo inmoladas, por quienes 
                              tienen su consciencia adormecida a causa de una 
                              avidez ilimitada de riqueza y poder. Por aquellos, 
                              que han reemplazado sus valores humanos por simples 
                              valores de cambio, sujetos únicamente a la 
                              amoral puja competitiva por el predominio del mercado.