21/11/2008 01:36 
                                      Crítica - Nota - El País 
                                      - Pág.7 
                                      a 19 años del decreto, menem y cavallo 
                                      deben dar explicaciones 
                                      La privatización, 
                                      “viciada desde su orígen” 
                                    
                                    Diecinueve años después de 
                                      la firma del primer decreto por la privatización 
                                      de Aerolíneas Argentinas, y en medio 
                                      de la discusión del Gobierno con 
                                      la empresa Marsans por la reestatización, 
                                      la Cámara Federal de Apelaciones 
                                      firmó ayer una resolución 
                                      cuestionando la legalidad de todo el proceso 
                                      de venta de la aerolínea de bandera. 
                                      Por esta razón, los miembros de la 
                                      Sala I piden el llamado a indagatoria del 
                                      ex presidente Carlos Menem, el ex ministro 
                                      de Economía Domingo Cavallo y el 
                                      actual presidente del directorio de la compañía, 
                                      Horacio Pedro Fargosi. 
                                       
                                      Las acusaciones van desde administración 
                                      fraudulenta para algunos ex directivos de 
                                      la empresa hasta peculado, para los ex funcionarios. 
                                       
                                      Si los encontraran culpables, la pena podría 
                                      ser de diez años de prisión, 
                                      y por su gravedad impide la prescripción 
                                      al tratarse de funcionarios públicos. 
                                      En concreto, el escrito dice que la aerolínea 
                                      no fue vendida, sino que fue robada por 
                                      el Gobierno de turno y entregada a una empresa 
                                      –en un principio Iberia– que 
                                      obtuvo múltiples beneficios y que 
                                      no cumplió ninguna de sus obligaciones: 
                                      “El proceso de privatización 
                                      de la firma Aerolíneas Argentinas 
                                      (...) se exhibe diseñado desde el 
                                      comienzo como una maniobra tendiente a perjudicar 
                                      las arcas del Estado nacional, sustrayendo 
                                      bienes de carácter público”. 
                                       
                                      Las ilegalidades –que todavía 
                                      no habían sido profundizadas en la 
                                      Justicia– aparecen en el texto de 
                                      una manera abrumadora. Según la resolución, 
                                      se constató la omisión de 
                                      una tasación precisa de la empresa, 
                                      se encontraron posibles pagos de coimas, 
                                      y tenía, además, problemas 
                                      de constitución desde su origen: 
                                      la compañía se privatizó 
                                      como una sociedad con participación 
                                      minoritaria del Estado, una figura que no 
                                      existe. 
                                       
                                      En aquella época, un diputado realizó 
                                      un amparo contra la irregularidad, un juez 
                                      le dio la razón, pero la Corte Suprema 
                                      saldó la discusión aceptando 
                                      el primer per saltum en su historia. El 
                                      entonces ministro de Obras Públicas, 
                                      Roberto Dromi, había pedido su intervención, 
                                      y la Corte menemista dijo que el legislador 
                                      no estaba en condiciones de hacer ese amparo, 
                                      permitiendo así el blindaje legal 
                                      que la privatización necesitaba para 
                                      nacer. 
                                       
                                      Esta causa –que podría cambiar 
                                      el contexto legal de la reestatización 
                                      de Aerolíneas– comenzó 
                                      en 1990 por una denuncia del abogado Alejandro 
                                      Olmos y se convirtió en un megaexpediente 
                                      por la acumulación de presentaciones 
                                      realizadas por legisladores, abogados y 
                                      sindicalistas. En un principio el juez era 
                                      Carlos Liporace, pero con su salida de la 
                                      Justicia, cayó en manos de Jorge 
                                      Ballestero –hoy camarista–, 
                                      quien sobreseyó a los imputados en 
                                      2006. Entre ellos no estaban ni Menem ni 
                                      Cavallo sino funcionarios de tercera y cuarta 
                                      línea, y algunos miembros del ex 
                                      directorio. El fiscal Carlos Rívolo 
                                      apeló los sobreseimientos que ayer 
                                      revocó la Cámara Federal para 
                                      impulsar la investigación y ordenar 
                                      indagatorias. 
                                       
                                      El escrito divide en dos partes los hechos. 
                                      La primera es la privatización, la 
                                      segunda, la administración. 
                                       
                                      Diecinueve años después del 
                                      decreto de privatización, la Justicia 
                                      considera que hay elementos para probar 
                                      “el vaciamiento de Aerolíneas”. 
                                      
                                      
                                      
                                      
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