21/11/2008 03:20
                                      Página 12 - Nota - Economía 
                                      - Pág.10
                                      ECONOMIA › EN UN INESPERADO FALLO 
                                      JUDICIAL, SE DECLARA QUE LA VENTA DE AEROLINEAS 
                                      FUE ILEGAL
                                      Más que privatización, 
                                      un negociado
                                      
                                      >Después de 18 años de 
                                      idas y vueltas judiciales, la Cámara 
                                      Federal sentenció que el traspaso 
                                      de la aerolínea de bandera a manos 
                                      privadas fue ilegal. Se llama a indagatoria 
                                      a Menem y Cavallo, acusados de peculado, 
                                      y a empresarios por defraudación.
                                    Por Irina Hauser
                                    A 18 años de la privatización 
                                      de Aerolíneas Argentinas y en medio 
                                      del avance del Gobierno para lograr su expropiación, 
                                      la Sala I de la Cámara Federal dictó 
                                      un fallo que sería extemporáneo 
                                      de no ser por la actual puja con los accionistas 
                                      de la compañía. El tribunal 
                                      sostuvo que la venta de la empresa estatal 
                                      fue ilegal desde sus inicios y ordenó 
                                      que sean indagados Carlos Menem y Domingo 
                                      Cavallo. Los considera responsables de un 
                                      proceso viciado, “planificado y ejecutado 
                                      en condiciones lesivas” para el Estado 
                                      que tuvo como objetivo “sustraer bienes 
                                      que conformaban el patrimonio” público. 
                                      Según los jueces, existen pruebas 
                                      de sobra para responsabilizar a ambos del 
                                      delito de peculado, que prevé hasta 
                                      diez años de cárcel, al igual 
                                      que a los empresarios que se beneficiaron 
                                      con la operación, entre ellos Enrique 
                                      Pescarmona, también acusados de defraudación. 
                                      El fallo le da al Poder Ejecutivo una herramienta 
                                      jurídica importante en su pulseada 
                                      con el grupo Marsans.
                                    La resolución divide a la privatización 
                                      en dos grandes etapas: la del traspaso de 
                                      la aerolínea impulsado por decretos 
                                      del Poder Ejecutivo y los primeros años 
                                      de gestión (1989 a 1994) y la de 
                                      las maniobras de vaciamiento por parte de 
                                      privados –encabezados por Iberia– 
                                      cuando el Estado ya había renunciado 
                                      a su poder de veto y perdió toda 
                                      injerencia en el directorio (hasta 1997). 
                                      Según los camaristas Eduardo Freiler 
                                      y Eduardo Farah, en la fase inicial se concretó 
                                      el peculado y en la segunda la defraudación 
                                      a la administración pública. 
                                      Pero también señalan que el 
                                      nuevo juez deberá definir si también 
                                      hubo cohecho (sobornos) –hay un pago 
                                      de 78 millones de dólares que nunca 
                                      tuvo justificación contable– 
                                      y asociación ilícita.
                                    El tribunal asegura que “un grupo 
                                      de funcionarios” actuó “de 
                                      acuerdo a una división de tareas 
                                      previamente establecida y con la necesaria 
                                      colaboración de particulares”. 
                                      “Sustrajeron –agrega– 
                                      bienes de carácter público, 
                                      provocando un inmenso perjuicio al Estado.” 
                                      No sólo aluden al ex presidente Menem 
                                      y a Cavallo, como ex ministro de Economía, 
                                      sino también a Roberto Dromi, arquitecto 
                                      de las privatizaciones del Ministerio de 
                                      Obras Públicas, y a los ex ministros 
                                      Erman González y Julio Mera Figueroa. 
                                      Pero la causa penal es tan vieja que para 
                                      Dromi caducó, mientras que González 
                                      y Mera Figueroa fallecieron. Al dúo 
                                      Menem-Cavallo, los largos años en 
                                      el poder le juegan en contra porque interrumpen 
                                      el conteo de la prescripción.
                                    La denuncia inicial la hizo Alejandro Olmos 
                                      en 1990 (el mismo que planteó la 
                                      ilegalidad de la deuda externa) y con el 
                                      tiempo se sumaron una veintena de denunciantes, 
                                      entre legisladores, abogados y fiscales. 
                                      En 1996 el ex juez Carlos Liporaci sobreseyó 
                                      a todos los implicados. El expediente se 
                                      reabrió cuatro años después 
                                      por una presentación de la Oficina 
                                      Anticorrupción. Pero en 2006 nuevamente 
                                      hubo un sobreseimiento masivo. El juez, 
                                      en este caso, era Jorge Ballestero, quien 
                                      desde hace unos días integra la misma 
                                      sala de la Cámara que firmó 
                                      el fallo de ayer. Como manda la ley, se 
                                      excusó de votar.
                                    Freiler y Farah objetan puntos concretos 
                                      de la privatización y gestión 
                                      posterior:
                                    - Por decreto, recuerdan, se prescindió 
                                      de una tasación precisa sobre la 
                                      empresa a licitar “lo que permitió 
                                      manipular el precio de la operación”.
                                    - Otro decreto transformó a Aerolíneas 
                                      en una sociedad anónima con participación 
                                      estatal minoritaria, una modalidad que “no 
                                      encuadra” en ninguno de los tipos 
                                      señalados por la ley de sociedades. 
                                      Es una “sociedad irregular”, 
                                      aseveran. En aquel entonces hubo un juez 
                                      que señaló esa anomalía 
                                      en un fallo que la Corte menemista revocó 
                                      por cuestiones formales, sin entrar en la 
                                      discusión de fondo, con el famoso 
                                      per saltum.
                                    - La nueva Aerolíneas Sociedad Anónima 
                                      (ARSA) quedó conformada en un 15 
                                      por ciento por el Estado. El contrato de 
                                      transferencia y una conciliación 
                                      fijaron que la compra del paquete no la 
                                      pagaría el grupo adjudicatario: se 
                                      saldaría con bienes de la propia 
                                      sociedad. Los adjudicatarios pagaron un 
                                      adelanto en efectivo de 130 millones de 
                                      dólares. Por otros 130 millones el 
                                      Estado aceptó bonos de la deuda depreciados. 
                                      Los 1610 millones restantes se compensaron 
                                      con una nueva adquisición accionaria 
                                      del Estado, que llegó a tener el 
                                      43 por ciento, lo que licuó la deuda 
                                      de los privados. La participación 
                                      pública volvió a bajar, a 
                                      5 por ciento, y en 1994 el Estado ya no 
                                      tenía injerencia en las decisiones. 
                                      Su poder de veto, al que renunció, 
                                      servía para evitar el perjuicio y 
                                      endeudamiento.
                                    - Nunca se cumplió con el plan de 
                                      inversiones –en esencia la compra 
                                      de aeronaves–, que también 
                                      asumió ARSA.
                                    - Los empresarios que asumieron la conducción 
                                      protagonizaron, según los jueces, 
                                      un proceso de vaciamiento. Hubo, dicen, 
                                      una “indebida y perjudicial tercerización 
                                      de servicios”. “El grupo adjudicatario” 
                                      provocó “el “desapoderamiento 
                                      de bienes”, “un fuerte endeudamiento” 
                                      y “la disminución de su capacidad 
                                      operativa y rentabilidad” de la empresa 
                                      privatizada.
                                    El fallo dice que, además de indagar 
                                      a Menem y Cavallo, tendrán que responder 
                                      a la indagatoria los empresarios Francisco 
                                      Colomina Pérez del Río, Alfredo 
                                      Pott, Enrique Pescarmona, Francisco de Vicenzo, 
                                      Amadeo Riva y Jorge Flamarique, todos beneficiarios 
                                      de la privatización. La lista incluye 
                                      a Abdo Menehem, que representaba al Estado 
                                      en ARSA, al contador Rubén Poncio 
                                      y a Horacio Fargosi, que actuaron en la 
                                      negociación. El fallo fue enviado 
                                      a las presidencias de Diputados y Senadores 
                                      y a la Comisión Bicameral de seguimiento 
                                      de las privatizaciones. Podría aportar 
                                      a la base argumental del Gobierno en la 
                                      batalla por la expropiación
                                    
                                    