08/11/2008 03:51
                                      Página 12 - Nota - Economía 
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                                      UNA MEDIDA QUE PONDRA EN JAQUE A VARIAS 
                                      AEROLINEAS QUE OPERAN EN EL MERCADO LOCAL
                                      El que no vuela no tiene 
                                      ruta
                                      
                                      >La Secretaría de Transporte se 
                                      dispone a dar de baja las autorizaciones 
                                      para volar rutas internacionales y de cabotaje 
                                      que estén a disposición de 
                                      las líneas aéreas pero no 
                                      hubieran sido utilizadas por ellas.
                                    Por Cledis Candelaresi
                                    La Secretaría de Transporte se dispone 
                                      a dar de baja a todas las autorizaciones 
                                      para volar rutas internacionales y de cabotaje 
                                      que estén a disposición de 
                                      las líneas aéreas que operan 
                                      en el mercado pero no hubieran sido utilizadas 
                                      por ellas. Este emprolijamiento del mapa 
                                      aerocomercial se toma en vísperas 
                                      de una audiencia pública que el Gobierno 
                                      convocará para diciembre, en la que 
                                      los competidores de Aerolíneas Argentinas 
                                      tendrán la chance de buscar su lugar 
                                      en el mercado volando nuevos destinos y 
                                      la línea de bandera de defenderlos, 
                                      oponiéndose a esas aspiraciones. 
                                      Cuando todavía no se formalizó 
                                      la reestatización de las líneas 
                                      de bandera, el secretario Ricardo Jaime 
                                      parece más firme que nunca en su 
                                      decisión de no desregular el precio 
                                      de los tickets aéreos para evitar 
                                      virtuales maniobras de dumping.
                                    Aquella determinación oficial es 
                                      un golpe para varios actores del conmocionado 
                                      mercado aerocomercial, en el que aún 
                                      no está formalmente definida la propiedad 
                                      de AA y Austral, protagonistas del mercado 
                                      de cabotaje. La asamblea de accionistas 
                                      que tendrá lugar el miércoles 
                                      próximo podría comenzar a 
                                      develar el misterio sobre el futuro de las 
                                      líneas de bandera, que el Estado 
                                      planea explotar en el corto plazo como único 
                                      dueño.
                                    La decisión de quitar el permiso 
                                      para operar rutas a quienes no las estén 
                                      explotando está inspirada en el afán 
                                      de que no haya en el mercado compañías 
                                      que se limiten a paladear la crema del negocio, 
                                      volando sólo a los destinos rentables 
                                      (Córdoba, Iguazú o El Calafate, 
                                      entre ellas), dejando en manos de la empresa 
                                      a reestatizar la obligación de cubrir 
                                      los destinos no redituables, pero que requieren 
                                      conexión aérea.
                                    A los ojos oficiales, esta situación 
                                      es más injusta aún si se considera 
                                      que el Estado subsidia el combustible aéreo 
                                      para todos los vuelos de cabotaje. Y ese 
                                      apoyo no es menor, ya que la nafta representa 
                                      más de la mitad de los costos totales 
                                      de explotación de una línea 
                                      aérea.
                                    Con este ánimo, Ricardo Jaime empezó 
                                      a preparar las intimaciones para que las 
                                      líneas se resuelvan a operar en un 
                                      plazo perentorio los destinos que tienen 
                                      autorizados pero que no cubren, so pena 
                                      de la inmediata revocación de esos 
                                      permisos. Semejante sentencia hará 
                                      mella en los planes de varios, empezando 
                                      por Lan, que tiene una creciente participación 
                                      en el mercado doméstico y planes 
                                      de expandir su red por el mundo desde Argentina. 
                                      Pero su diagrama de negocios, que requiere 
                                      refuerzo de flota y de personal, está 
                                      supeditado tanto a la suerte de Aerolíneas 
                                      y Austral como a la política regulatoria 
                                      del Gobierno.
                                    Un clamor conjunto de las líneas 
                                      aéreas, incluyendo a Marsans, es 
                                      que el Gobierno libere las tarifas, suprimiendo 
                                      el sistema de bandas, que fija un piso y 
                                      un techo. El argumento patronal para empujar 
                                      ese desmantelamiento es que, de esa manera, 
                                      los pasajes podrían abaratarse, ya 
                                      que hoy la vigencia de un “mínimo” 
                                      impide aplicar descuentos sobre lugares 
                                      en horarios y condiciones que comercialmente 
                                      serían factibles.
                                    Desde el Gobierno, esta posición 
                                      se ve con desconfianza. El gran temor es 
                                      habilitar a las aerolíneas a aplicar 
                                      una estrategia predatoria, que ya fue utilizada 
                                      otras veces en nuestro país. Esta 
                                      forma de dumping implicaría elegir 
                                      una ruta y abaratar los pasajes muy por 
                                      debajo de su costo hasta eliminar al competidor. 
                                      A partir de entonces, los tickets podrían 
                                      subir tanto como el operador quisiera, ya 
                                      que no existiría ninguna restricción: 
                                      ni la de un tope impuesto por el Gobierno 
                                      ni la de un contrincante al que disputarle 
                                      el pasaje.
                                    Después de dos años y muchas 
                                      recriminaciones por no hacerlo, Transporte 
                                      decidió convocar a una audiencia 
                                      pública para rediscutir el reparto 
                                      de rutas. Se trata de un procedimiento normado 
                                      por el Código Aeronáutico, 
                                      pero que el Gobierno activa arbitrariamente, 
                                      cuando lo juzga necesario. Sin pasar por 
                                      este mecanismo, no es posible que se le 
                                      otorguen nuevos permisos a quienes lo están 
                                      esperando.
                                    En virtud de esa discrecionalidad, el mapa 
                                      aerocomercial tiene algunas extrañezas. 
                                      Empresas como Safe Flight, del transportista 
                                      Claudio Cirigliano, tiene autorizado un 
                                      paquete importante de rutas que jamás 
                                      voló ni aparenta volar en el corto 
                                      plazo. Hace dos años, Austral pidió 
                                      permiso para hacer vuelos internacionales 
                                      que no le fue concedido. Air Pampa, la empresa 
                                      de Antonio Mata (ex socio de Marsans y ex 
                                      presidente de Aerolíneas), espera 
                                      aquella convocatoria para poder transformar 
                                      en realidad su aspiración de volar, 
                                      compitiendo con Aerolíneas la línea 
                                      que condujo desde fin del 2001 hasta mediados 
                                      del 2006. Quizá después de 
                                      la depuración impulsada desde Transporte, 
                                      dispuesta a quitarle las rutas a quienes 
                                      no las explotan, ingrese algún nuevo 
                                      operador que apuntale un mercado en picada, 
                                      en particular en cabotaje. A contramano 
                                      de lo que ocurre en el mundo, incluidos 
                                      los países de la región, la 
                                      oferta local cayó casi un 40 por 
                                      ciento desde el 2002.