11/11/2008 02:09
                                      Página 12 - Nota - El País 
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                                      EL PAIS › LOS ESPAñOLES AMENAZAN 
                                      CON PONER TRABAS EN LA ASAMBLEA
                                      Marsans amaga con la billetera
                                    Por Cledis Candelaresi
                                    “El miércoles vamos a capitalizar 
                                      los 81 millones de pesos.” La promesa 
                                      formulada por el subgerente general de Aerolíneas 
                                      Argentinas y hombre de Marsans en el directorio 
                                      de la compañía, Jorge Molina, 
                                      suena descabellada en este contexto en el 
                                      que lo único que intentan los accionistas 
                                      españoles es ceder las acciones a 
                                      cambio de algún dinero, porque hace 
                                      rato que dejaron de aportar a la compañía. 
                                      Si se trata sólo de un amague en 
                                      momentos complejos de la negociación 
                                      con el Gobierno o una posibilidad cierta 
                                      se verá mañana en la asamblea 
                                      de accionistas.
                                    Este cónclave es continuación 
                                      de otro, realizado hace poco más 
                                      de un mes, en el que a instancias de Marsans 
                                      (que tiene el 95 por ciento de acciones) 
                                      se aprobó el balance del 2007 y se 
                                      pasó de inmediato a un cuarto intermedio 
                                      que termina mañana. Ese cuadro de 
                                      resultados arrojó un patrimonio neto 
                                      negativo por 81 millones de pesos. Desde 
                                      el punto de vista legal estricto, si no 
                                      se subsana ese rojo la empresa entra en 
                                      estado técnico de disolución.
                                    Una jugada esbozada desde el Gobierno es 
                                      capitalizar los cientos de millones de dólares 
                                      que viene aportando para sostener la operatividad 
                                      de la empresa: así se subsanaría 
                                      aquel déficit y, al mismo tiempo, 
                                      el Estado podría aumentar su participación 
                                      accionaria sin necesidad de un pago adicional 
                                      por esos títulos. Pero Marsans, aprovechando 
                                      su mayoría accionaria, ahora amenaza 
                                      con cerrar el camino haciendo lo propio. 
                                      Pero aun en caso de que esta puja se resuelva, 
                                      quedarán otros pleitos abiertos. 
                                      También falta que el máximo 
                                      cónclave de accionistas apruebe el 
                                      balance de corte a julio del 2008, cuyo 
                                      resultado es aún peor. Por consiguiente, 
                                      la necesidad de capitalizar la empresa superaría 
                                      la de aquel monto prometido por los accionistas 
                                      españoles a través de la declaración 
                                      a este diario. La situación aparenta 
                                      ser muy tensa y los desacuerdos van más 
                                      allá, inclusive, del precio que Marsans 
                                      quiere cobrar por las acciones a ceder y 
                                      el valor negativo que le confirió 
                                      el Tribunal de Tasación de la Nación 
                                      a las dos líneas aéreas.
                                    Según los españoles, para 
                                      que el Estado pueda capitalizar el dinero 
                                      que aportó como auxilio vital para 
                                      mantener la operatividad de las empresas 
                                      es necesario su consentimiento en la asamblea 
                                      de accionistas, órgano que por ahora 
                                      ellos dominan. Según la visión 
                                      oficial, la ley de rescate del capital accionario 
                                      votada en septiembre especifica que el dinero 
                                      desembolsado por las arcas públicas 
                                      –al menos desde julio a la fecha– 
                                      se hace en calidad de aportes de capital, 
                                      precisando algo que hasta ese momento no 
                                      estaba aclarado. Esto allanaría el 
                                      camino para que el Estado pueda acrecentar 
                                      su participación eludiendo un acuerdo 
                                      oneroso con sus actuales socios privados.
                                    Los accionistas españoles insisten 
                                      en que puede haber fumata si se nombra a 
                                      un tercer tasador que laude entre el valor 
                                      negativo de 622 millones de dólares 
                                      que asignó a las dos líneas 
                                      aéreas el Tribunal de Tasación 
                                      de la Nación y el positivo de 350 
                                      millones de dólares promedio que 
                                      calculó el Crédit Suisse, 
                                      contratado por ellos. Una alternativa que 
                                      el Gobierno considera inviable ahora, a 
                                      pesar de que está contemplada en 
                                      el acta acuerdo que Planificación 
                                      firmó en julio con Marsans. “¿A 
                                      qué le tienen miedo?”, desafía 
                                      Molina, vocero del grupo hispano y hasta 
                                      hace poco de la empresa, para quien “cualquier 
                                      otra cosa sería una expropiación 
                                      encubierta”.
                                    Si aquel no es el camino, Marsans amenaza 
                                      con ir al Ciadi, tribunal arbitral del Banco 
                                      Mundial. Ahí explicaría cómo 
                                      el Gobierno hostigó a los inversores 
                                      españoles retaceándoles tarifa 
                                      y animando a los gremios con medidas de 
                                      fuerza que la resintieron. La advertencia 
                                      no amedrenta a nadie en los despachos oficiales, 
                                      donde se descuenta que no será fácil 
                                      invocar un tratado de protección 
                                      por inversiones que a los españoles 
                                      les costará probar.