24/10/2008 03:03
                                      La Nación - Nota - Nota 
                                      de tapa - Pág.1
                                      El análisis
                                      En el mundo ya nadie le cree 
                                      al Gobierno
                                    Por Joaquín Morales Solá
                                      Para LA NACION
                                      
                                      Nunca, desde el default de la Navidad de 
                                      2001, la Argentina fue tan vapuleada en 
                                      el exterior. Una extraña coalición 
                                      parece agrupar a los observadores internacionales, 
                                      a los empresarios (nacionales o extranjeros) 
                                      y a los argentinos de a pie. La palabra 
                                      más usada entre todos ellos es “desconfianza”. 
                                      Desconfianza respecto de lo que el Gobierno 
                                      prometió hacer con los fondos de 
                                      pensión y desconfianza sobre los 
                                      futuros pasos de la administración 
                                      de los Kirchner. En definitiva, la decisión 
                                      de estatizar todos los recursos de las jubilaciones 
                                      hundió al matrimonio en el peordescrédito 
                                      internacional que haya sufrido en más 
                                      de cinco años de poder.
                                      
                                      Una videoconferencia entre economistas de 
                                      las principales capitales del mundo, el 
                                      miércoles último, convocada 
                                      para analizar la crisis financiera internacional, 
                                      ocupó una cuarta parte de su tiempo 
                                      en examinar el caso argentino. Un economista 
                                      inglés usó una metáfora 
                                      para la conclusión final: “Se 
                                      han metido en el féretro sin que 
                                      nadie los empujara”. A su vez, el 
                                      mercado bursátil de Madrid se desplomó 
                                      porque resultaba creíble cualquier 
                                      versión sobre el destino de las empresas 
                                      españolas con inversiones en la Argentina. 
                                      “Qué diferencia hay ahora entre 
                                      Kirchner y Chávez?”, preguntaba 
                                      un empresario desde Madrid.
                                      
                                      Uruguay vetó ayer la designación 
                                      de Néstor Kirchner como secretario 
                                      ejecutivo de Unasur (la incipiente coalición 
                                      de naciones sudamericanas) por las razones 
                                      políticas que consignó su 
                                      gobierno, pero también como un mensaje 
                                      de clara diferenciación con la administración 
                                      del Estado argentino. Montevideo afirmó 
                                      que no podía avalar la candidatura 
                                      de Kirchner; es decir, de quien permitió 
                                      los cortes de los puentes binacionales durante 
                                      tres años. En verdad, Tabaré 
                                      Vázquez debía hacer sólo 
                                      eso si aspiraba a seguir siendo querido 
                                      por los uruguayos.
                                      
                                      Sin embargo, Uruguay, una plaza financiera 
                                      importante en América del Sur, no 
                                      podía permitir que lo confundieran 
                                      con los manejos intervencionistas y confiscatorios 
                                      de su vecino occidental. “Estamos 
                                      juntos, pero no revueltos. Ese es también 
                                      un mensaje”, señaló 
                                      ayer un alto exponente del gobierno de Tabaré 
                                      Vázquez.
                                      
                                      El propio canciller español, Miguel 
                                      Angel Moratinos, anduvo en las últimas 
                                      horas averiguando si el proceso de expropiación 
                                      del gobierno de los Kirchner afectaría 
                                      a más empresas hispanas. El mensaje 
                                      del gobierno local fue contradictorio, como 
                                      suele sucede siempre con los Kirchner. Mientras 
                                      Julio De Vido hacía su primera visita 
                                      urgente a Repsol para garantizarle la seguridad 
                                      jurídica, y repetía ese mensaje 
                                      ante Telefónica, otros funcionarios 
                                      adelantaban una inminente expropiación 
                                      de Aerolíneas Argentinas, propiedad 
                                      actual de importantes empresarios españoles.
                                      
                                      El secretario legal y técnico de 
                                      la presidencia, el influyente Carlos Zannini, 
                                      les aseguró ayer a diplomáticos 
                                      españoles que esa eventual decisión 
                                      no estaba a estudio de la Presidenta, aunque 
                                      aceptó que las versiones salieron 
                                      del propio Gobierno. “No sé 
                                      qué buscan”, se escudó. 
                                      ¿A quién creerles? Hace poco 
                                      más de un mes, Cristina Kirchner 
                                      se reunió en Nueva York con Rodríguez 
                                      Zapatero y le garantizó que las negociaciones 
                                      con los dueños de Aerolíneas 
                                      Argentinas se ajustarjan al marco del derecho. 
                                      Ahora, sus propios funcionarios deslizaron 
                                      ante periodistas que se avecina la estatización 
                                      de la compañía aérea. 
                                      ¿Quién dice la verdad? En 
                                      Madrid, cayeron por culpa de la Argentina 
                                      hasta los valores de las empresas que no 
                                      tienen inversiones en la Argentina. Pero 
                                      son empresas vinculadas con compañías 
                                      que sí están expuestas al 
                                      riesgo argentino.
                                      
                                      Las versiones sobre las próximas 
                                      y probables decisiones de los Kirchner merecían 
                                      rápidamente la confianza de los hombres 
                                      de negocios. Desde ya, ninguna de esas versiones 
                                      era elogiable. “Nadie le cree al gobierno 
                                      argentino. Esa es la verdad y eso es lo 
                                      que explica todo. Si una decisión 
                                      parecida hubiera tomado Michelle Bachelet, 
                                      aquí no habría pasado nada”, 
                                      resumió un diplomático desde 
                                      la capital española.
                                      
                                      La sociedad argentina empezará a 
                                      sentir los efectos de la decisión 
                                      cuando vea, por ejemplo, que se acabó 
                                      el crédito de los electrodomésticos. 
                                      Las cadenas comerciales de esos artículos 
                                      financiaban con créditos a largo 
                                      plazo esas compras mediante fideicomisos 
                                      en manos de las AFJP. El fastidio social 
                                      es fácilmente perceptible, pero, 
                                      al revés del conflicto con el campo, 
                                      en el actual entrevero no hay cuatro dirigentes 
                                      capaces de liderar la protesta. Nadie sabe 
                                      si eso es mejor o peor para el Gobierno: 
                                      aquellos cuatro dirigentes rurales también 
                                      contenían y le daban una forma al 
                                      reclamo social.
                                      
                                      El Gobierno capturó los fondos de 
                                      pensión para esquivar el default. 
                                      Se suponía, por lo tanto, que debía 
                                      aumentar el valor de los bonos argentinos, 
                                      porque aquí se estaba asegurando 
                                      su pago en tiempo y forma. Pasó todo 
                                      lo contrario: los bonos argentinos se cayeron 
                                      estrepitosamente en todos los mercados del 
                                      mundo. Tampoco en el mundo financiero, demasiado 
                                      sensible de antemano, se le cree a la administración 
                                      de los Kirchner.
                                      
                                      El riesgo país alcanzó un 
                                      nivel que directamente expulsó al 
                                      país de cualquier ilusión 
                                      de volver al mercado financiero internacional. 
                                      De esa desconfianza no se saldrá 
                                      ni siquiera con las viejas promesas de pagarles 
                                      al Club de París y a los holdouts, 
                                      promesas que ahora han perdido todo sentido. 
                                      Al final de cuentas, la Argentina hizo su 
                                      aporte a la crisis financiera internacional, 
                                      pero sólo para profundizarla.
                                      
                                      Hasta el viejo default de principios de 
                                      siglo tenía más atenuantes. 
                                      Entonces, todas las cuentas estaban en rojo 
                                      y el viento de la economía internacional 
                                      era un huracán que soplaba de frente. 
                                      El error de entonces fue haber hecho una 
                                      fiesta de un velatorio. Esta vez la fiesta 
                                      se convirtió en velatorio, cuando 
                                      no había ningún muerto. Había 
                                      sólo que tomar algunas decisiones 
                                      que no serían muy populares, pero 
                                      a las que Néstor [Circhner les huyó, 
                                      con coherencia y perseverancia, desde que 
                                      tiene poder. Ese rasgo del matrimonio presidencial 
                                      es, precisamente, lo que hace impredecible 
                                      cualquier pronóstico sobre sus decisiones.
                                      
                                      Ese trazo confuso de políticas y 
                                      personalidades es lo que explica también 
                                      que ni siquiera el plan para escapar del 
                                      default haya caído bien en el mundo 
                                      y que los Kirchner hayan pasado, raudaniente, 
                                      dejactarse del “efecto jazz” 
                                      a sufrir en carne propia el “efecto 
                                      tango”.