14/09/2008 
                                      Perfil - Nota - Política - Pág.58
                                      Entrevista a Pino Solanas
                                      “Perón 
                                      hoy no estaría en el PJ”
                                    El ministro de Seguridad y Justicia atribuyó 
                                      la quema de vagones del tren Sarmiento al 
                                      reciente estreno de su película: 
                                      “La próxima estación”, 
                                      donde realiza un ensayo sobre el ferrocarril. 
                                      El mítico director, a 40 años 
                                      de haber filmado “La hora de los hornos” 
                                      y grabado en Madrid los dos testimoniales 
                                      de Perón, está más 
                                      allá del bien y del mal. Con la libertad 
                                      que le permite esa condición, Fernando 
                                      “Pino” Solanas reparte palos 
                                      contra oficialistas y opositores. Dice que 
                                      varias veces se sintió usado y que 
                                      los Kirchner se han hecho expertos en crear 
                                      espejismos.
                                    Por Jorge Fontevecchia
                                      —El primer juicio de varias 
                                      decenas que Menem, su familia y sus funcionarios 
                                      le hicieron a Editorial Perfil fue justamente 
                                      por un reportaje hecho a usted por la revista 
                                      “Noticias” en 1991. El título 
                                      era “Menem y su pandilla”.
                                    —Me acuerdo de que fue tapa de la 
                                      revista y sorprendió mucho. Decía 
                                      que Menem era el jefe de una pandilla que 
                                      estaba saqueando el patrimonio público. 
                                      Eso derivó en un juicio contra la 
                                      periodista, contra mí y contra usted 
                                      también. Ratifiqué mis dichos 
                                      dos meses después y di una conferencia 
                                      de prensa.
                                    —Está en YouTube y 
                                      es interesante verlo hoy, diecisiete años 
                                      después, diciendo exactamente lo 
                                      mismo que dice hoy.
                                    —Hablé media hora frente a 
                                      la gente que se agolpaba en las escalinatas 
                                      de Tribunales.
                                    —Además de ese y otros 
                                      tantos juicios, con bombas dos veces volaron 
                                      el frente de la planta de impresión 
                                      de Perfil, pero usted fue baleado y herido 
                                      en sus piernas por dos desconocidos. ¿Cómo 
                                      asocia ese hecho con su oposición 
                                      al menemismo?
                                    —Directamente. Fue una advertencia. 
                                      Me venían amenazando, pero uno piensa 
                                      que la racionalidad funciona… La verdad 
                                      es que no funciona. Cuando uno ve las barrabasadas 
                                      que se han hecho escapando a la lógica 
                                      de la política…
                                    —¿Cuál lógica?
                                    —Que si el presidente de la Nación 
                                      había iniciado un juicio por injurias… 
                                      Sentí que no se iban a meter conmigo 
                                      porque estaba en pleno proceso. La nota 
                                      de Noticias fue en marzo y dos meses después, 
                                      el 22 de mayo, fue el atentado… Había 
                                      recibido amenazas, pero en aquella época 
                                      la técnica de la amenaza era corriente.
                                    —Pero a usted le balearon 
                                      las piernas, eso es otra cosa.
                                    —Supuse que estaba resguardado. Pero 
                                      no fue así. Cuatro días antes, 
                                      había publicado una contratapa en 
                                      Página/12 en la cual decía 
                                      que con el juicio me estaban queriendo amedrentar, 
                                      y volví a reiterar lo que había 
                                      dicho en el reportaje de Noticias.
                                    —¿No se imagina la 
                                      misma situación en la Argentina de 
                                      hoy?
                                    —Aquel campanazo me enseñó 
                                      que cualquiera de las hipótesis o 
                                      de los escenarios es posible. Después, 
                                      algunos de mis abogados tuvieron relación 
                                      con funcionarios que habían trabajado 
                                      en el Ministerio del Interior y les confesaron, 
                                      off the record, que quien intervino fue 
                                      la cueva 8 de la SIDE. Aquello fue un operativo 
                                      bien montado…
                                    —Hicieron correr a la persona 
                                      que estaba a su lado para dispararle sólo 
                                      a Ud., lo hicieron a las piernas y le dijeron 
                                      que la próxima vez era en la cabeza.
                                    —En los primeros tiros yo estaba 
                                      de espaldas, y uno solo, a esa distancia, 
                                      habría acabado conmigo si hubieran 
                                      querido matarme. Pero la intención 
                                      era callarme, o que me fuera del país.
                                    —¿Eso lo llevó 
                                      a dedicarse a la política de manera 
                                      partidaria?
                                    —Yo salí a enfrentarlo, lo 
                                      hice responsable a él. No iba a jugar 
                                      yo a las escondidas. Había pasado 
                                      ocho años afuera, había regresado 
                                      de un largo exilio y no me iban a sacar 
                                      ni me iban a callar. Claro que fue un cambio 
                                      en mi vida. Estaba terminando el rodaje 
                                      de El viaje, y no la pude terminar. El atentado 
                                      físico estuvo acompañado por 
                                      un atentado económico monumental 
                                      porque yo tengo una pyme cinematográfica, 
                                      una productora que se construye sobre la 
                                      base de mi trabajo, y cuando yo no trabajo, 
                                      entra en paro.
                                    —Las consecuencias de aquel 
                                      reportaje de “Noticias”: el 
                                      juicio y la balacera, dieron inicio a su 
                                      vida como político profesional.
                                    —Totalmente. Pero yo no tomé 
                                      la decisión. Desde aquella misma 
                                      noche, empecé a recibir una ola de 
                                      estímulos, de apoyo. Ni por asomo 
                                      había pensado en dedicarme a la política, 
                                      lo cual no quiere decir que no estuviera 
                                      comprometido con el acontecer político 
                                      del país, pero desde la cultura. 
                                      En esos meses fui recibiendo a mucha gente 
                                      y comprendí que quizá podía 
                                      ayudar a la recomposición de una 
                                      oposición en la Argentina. En enero 
                                      del ’91, Menem desembarcaba en París 
                                      y le daban el doctorado honoris causa en 
                                      la Sorbona. Y en la comitiva iba una galería 
                                      de personajes políticos… Hasta 
                                      Guillermo Estévez Boero iba… 
                                      y Alain Touraine escribía dobles 
                                      páginas en Le Monde elogiando el 
                                      giro a la modernidad de Menem. Habían 
                                      creado una gran confusión y eran 
                                      momentos de soledad, porque ante el mundo 
                                      aparecía como un hombre ligado al 
                                      progreso…
                                    —¿No teme que la cueva 
                                      8 de la SIDE haga, hoy, lo mismo?
                                    —Siempre es posible. Desde que tomé 
                                      la decisión de enfrentar las cosas, 
                                      supe con plena conciencia que eso podía 
                                      pasar en cualquier momento.
                                    —¿Esa confusión 
                                      que inicialmente Menem generó dentro 
                                      del peronismo y confundió a las figuras 
                                      progresistas que Ud. menciona se repite 
                                      o se repitió con Kirchner?
                                    —Sí, por supuesto. Es otra 
                                      variante.
                                    —¿El peronismo post 
                                      Perón tiene una enorme capacidad 
                                      de generar confusión?
                                    —Sí. Voy a eso. En el año 
                                      ’68 visito a Perón en Madrid 
                                      por La hora de los hornos…
                                    —Y luego usted graba dos 
                                      célebres testimonios de Perón.
                                    —Eso fue en el ’71. Se entabla 
                                      una relación muy afectuosa. El está 
                                      de acuerdo en hacer dos grandes testimonios, 
                                      y yo empiezo a estudiar todo lo dicho por 
                                      Perón como si estuviera estudiando 
                                      el Código Civil, estudié y 
                                      decodifiqué su pensamiento. Me preparé 
                                      muy bien junto con Octavio Getino y Gerardo 
                                      Vallejo y fuimos a filmar estos dos largos 
                                      documentales. Le estoy diciendo esto para 
                                      que se dé cuenta del impacto monumental 
                                      que tuvo en mí el travestismo infame 
                                      que el pensamiento de Perón fue sufriendo 
                                      ya antes de Menem. La generación 
                                      de la renovación empezó a 
                                      desviarse radicalmente. Y Menem es el escándalo. 
                                      A la semana de asumir, dijo que iba a hacer 
                                      el programa de la UCeDé. Y nombró 
                                      como ministro de Economía al gerente 
                                      general de Bunge y Born. Incluso, después, 
                                      dijo: “Si yo hubiese dicho lo que 
                                      iba a hacer, nadie me votaba”. Para 
                                      quienes creíamos que la práctica 
                                      política tenía que ser la 
                                      expresión de una ética de 
                                      la Nación, una síntesis de 
                                      principios… todo aquello fue tremendo. 
                                      Lo que se hizo con el pensamiento de Perón 
                                      y Evita fue tremendo. Se hizo exactamente 
                                      lo contrario.
                                    —¿Por qué el 
                                      radicalismo paga el costo político 
                                      del fracaso de De la Rúa o la hiperinflación 
                                      de Alfonsín y el peronismo logra 
                                      echarle la culpa a sus dirigentes fracasados 
                                      como si fueran de otro partido? Hoy Menem 
                                      no fue un verdadero peronista y dentro de 
                                      algunos años quizá se argumente 
                                      que tampoco Kirchner fue un verdadero peronista. 
                                      ¿La fuerza del peronismo reside en 
                                      su plasticidad?
                                    —Hay una suerte de plastilina que 
                                      se acomoda a las circunstancias. No soy 
                                      amigo de decir que ése es el peronismo. 
                                      El peronismo es una especie de territorio 
                                      cultural en el cual resistió el pueblo 
                                      argentino a la pérdida de sus derechos. 
                                      Lo otro es el aparato político: el 
                                      Partido Justicialista llamado PJ.
                                    —¿Se dividirá 
                                      el PJ en un ala de centroderecha y otra 
                                      de centroizquierda?
                                    —No. Algunos pudieron haber creído 
                                      que Kirchner iba en camino a representar 
                                      otra cosa. Pero no, la asunción de 
                                      la presidencia del PJ lo resumió 
                                      todo. Es el PJ. Néstor Kirchner navegó 
                                      durante 10 o 12 años por los intestinos 
                                      putrefactos del justicialismo. Se comió 
                                      todo. Estuvo con Cristina en la Asamblea 
                                      Constituyente de Santa Fe del ’94. 
                                      Hicieron lobby para traspasar las riquezas 
                                      de su suelo a las provincias, es decir sentar 
                                      las bases de movimientos secesionistas en 
                                      Argentina. Cuando veo a Kirchner o a Cristina 
                                      ir en ayuda de Evo Morales frente a la secesión 
                                      que le hacen las provincias de la medialuna, 
                                      es de una hipocresía absoluta. Porque 
                                      ellos lo hicieron en el ’94 y en el 
                                      ’96. Néstor Kirchner modifica 
                                      la Ley de Hidrocarburos y les pasa todos 
                                      los yacimientos a las provincias, y en 2007 
                                      presenciamos en silencio la segunda ola 
                                      de privatización del petróleo 
                                      en la Argentina. Y la clase dirigente cerró 
                                      el pico.
                                    —¿Qué diría 
                                      Perón hoy de Kirchner?
                                    —Que es el hombre que concedió 
                                      la segunda privatización del petróleo 
                                      en la Argentina a diez años de recuperar 
                                      todas las concesiones. Permitir que las 
                                      reservas que le quedan a la Argentina se 
                                      prolongaran por 30 años más 
                                      es una canallada que no tiene nombre. No 
                                      me cabe duda de que Perón lo señalaría 
                                      como un acto de traición a la Patria. 
                                      Con 50 mil millones de dólares en 
                                      el Banco Central, después de haberle 
                                      pagado de un saque al Fondo Monetario. No 
                                      había presiones internacionales. 
                                      No hay excusa.
                                    —¿Es el PJ un sistema 
                                      de poder donde el jefe manda mientras es 
                                      ganador de elecciones y cuando deja de serlo 
                                      lo sustituye otro que represente la ideología 
                                      ganadora, aunque sea la opuesta?
                                    —Eso es el justicialismo. Desaparecido 
                                      un líder, un conductor, en la historia, 
                                      y Perón lo dice en mis películas, 
                                      no lo sucede otro gran conductor, lo sucede 
                                      una organización. Y esa organización 
                                      no se llegó a construir.
                                    —¿Perón hoy 
                                      no sería justicialista?
                                    —En absoluto. Perón sería 
                                      el líder de un partido nacional-popular-democrático. 
                                      Y eso no es el conglomerado del PJ disfrazado 
                                      con algunas medidas progresistas, como su 
                                      política de los derechos humanos 
                                      y volver al rumbo del Mercosur. El resto 
                                      hoy no se ha apartado de las esencias de 
                                      las políticas neoliberales de Menem. 
                                      La ley financiera de Martínez de 
                                      Hoz está presente. La podrían 
                                      haber derogado hasta con un simple decreto. 
                                      Esa ley le impide al crédito público 
                                      ir en auxilio de la empresa nacional, la 
                                      pequeña y mediana empresa, porque 
                                      no puede ir en auxilio de empresas que no 
                                      tienen la suficiente solvencia. Ese crédito 
                                      lo utilizan las multinacionales. Este es 
                                      un escándalo absoluto. Kirchner sigue 
                                      ejecutando el mismo modelo impositivo de 
                                      Menem. Por cada punto que bajara del IVA, 
                                      1.400 millones de dólares quedarían 
                                      en el bolsillo de los consumidores argentinos. 
                                      Esto, más la política de extracción 
                                      y saqueo de los recursos naturales más 
                                      valiosos del país, la minería 
                                      y el petróleo, que se extraen y se 
                                      exportan a declaración jurada sin 
                                      ningún control público.
                                    —En su última película, 
                                      “La próxima estación”, 
                                      denuncia al lobby automotor (autos, camiones 
                                      y petróleo) como primer gran factor 
                                      de presión contra el ferrocarril. 
                                      Y, bajo el liderazgo de Moyano, el sindicato 
                                      de los camioneros se transformó en 
                                      accionista del tren Belgrano Cargas con 
                                      el argumento de controlar a la competencia.
                                    —El poder de los camioneros es monumental. 
                                      Pueden parar un país que llegó 
                                      a ejecutar una medida tan demencial y perversa 
                                      como la supresión del 80% de los 
                                      ferrocarriles. Toda la carga de mercaderías 
                                      y pasajeros pasó a las rutas. Es 
                                      decir que el poder del gremio es fundamental.
                                    —¿El gran beneficiario 
                                      de lo que Ud. llama “ferricidio” 
                                      es el sindicato de camioneros?
                                    —Por supuesto. Y todo el transporte 
                                      automotor.
                                    —¿El sindicato de 
                                      camioneros es más fuerte porque no 
                                      hay un contrapeso en los ferrocarriles?
                                    —Claro. La destrucción de 
                                      los ferrocarriles obedece al diseño 
                                      del Banco Mundial de golpear a la industria 
                                      nacional en serio. Después está 
                                      el negocio chiquito. ¿A quiénes 
                                      les damos los trenes residuales? A las empresas 
                                      interesadas en la destrucción del 
                                      transporte de pasajeros. Y el transporte 
                                      de carga se lo damos a los grupos económicos 
                                      que arreglan con nosotros. Por eso, el Ferrocarril 
                                      Belgrano Cargas, con 10 mil kilómetros 
                                      que nos unen con 14 provincias, ¿a 
                                      quién se lo dan? A Macri, una parte 
                                      también tiene Roggio, capitales chinos, 
                                      Moyano y... ¡¡¡Pedraza!!! 
                                      Pedraza, que ha logrado sobrevivir a pesar 
                                      de todos los saqueos y de las causas penales 
                                      que tiene. Cuando Kirchner viaja a China, 
                                      en el avión presidencial estaba la 
                                      mujer de Pedraza, presidenta del Consorcio 
                                      Unión Ferroviaria que administra 
                                      el Belgrano Cargas. Y en la mesa de recepción 
                                      en el Palacio San Martín, con el 
                                      presidente chino, está la mujer de 
                                      Pedraza.
                                    —¿Qué opinaría 
                                      Perón de la actual conducción 
                                      de la CGT?
                                    —Perón decía que un 
                                      movimiento no se hace sólo con los 
                                      puros y los buenos. Para cambiar el país 
                                      hay que generar una inmensa mayoría 
                                      de más del 50% o el 60%, y en ella 
                                      no son todos los puros, pero hay una conducción 
                                      que los contiene. Hoy la concepción 
                                      del PJ es que la política es un negocio. 
                                      Y estamos ante un gobierno que hace reparto 
                                      de negocios.
                                    —¿Perón utilizaría 
                                      a Moyano?
                                    —Por supuesto.
                                    —¿Y qué pensaría 
                                      Perón de Chávez?
                                    —Se identificaría plenamente. 
                                      Chávez me pidió todas las 
                                      películas de Perón, que es 
                                      para Chávez uno de los grandes referentes 
                                      latinoamericanos. Perón viene del 
                                      ejército y Chávez también. 
                                      Lo que el mundo de la política no 
                                      llega a comprender porque no ha vivido en 
                                      la corporación que es el ejército, 
                                      Chávez lo conoce muy bien. Y sabe 
                                      los límites y sabe cuáles 
                                      son los mandos. Perón decía 
                                      que a un ejército no lo manda la 
                                      mayoría de los oficiales. En un ejército 
                                      hay un 10% que piensa una cosa, otro 10% 
                                      que piensa otra cosa. Son los que disputan 
                                      el poder. Y hay un 80% que se alinea y hace 
                                      “saludo uno, saludo dos”, con 
                                      el que tiene el poder.
                                    —¿Le resulta verosímil 
                                      que Chávez haya aportado dinero a 
                                      la campaña de Cristina?
                                    —Eso es un disparate, porque 800 
                                      mil dólares son cuatro aceitunas. 
                                      Si el Gobierno nacional tuviera que depender 
                                      de una valija de 800 mil dólares… 
                                      Ahora, la valija existió, pero fue 
                                      la comisión que alguno cobró 
                                      por algo.
                                    —¿Le sorprendió 
                                      que los mayores aportantes oficiales a la 
                                      campaña de Cristina Kirchner hayan 
                                      sido laboratorios medicinales y las derivaciones 
                                      que algunos de ellos tuvieron con el triple 
                                      crimen y el mundo de la droga?
                                    —En los últimos 20 años 
                                      el Estado nacional ha sido penetrado por 
                                      las mafias de las drogas. En el año 
                                      ’96 o ’97, un titular de primera 
                                      plana de Clarín decía: “El 
                                      Departamento de Estado ha detectado más 
                                      de mil pistas de aterrizaje clandestinas”. 
                                      Todos miraron para el costado. Las provincias 
                                      son feudos. Todas tienen sus pistas de aterrizaje. 
                                      En estos últimos 20 o 15 años, 
                                      la Argentina se ha droguizado. Y después 
                                      están las desprolijidades y las penetraciones 
                                      en el poder de todo tipo de negocios. Eso 
                                      es indudable.
                                    —Ud. escribió que 
                                      hubo un “acuerdo de Kirchner con Menem 
                                      en 2005 habilitándolo para asumir 
                                      como senador”, que “significó 
                                      encajonar sus causas penales y el desplazamiento 
                                      del ministro Beliz, que investigaba sus 
                                      cuentas en Suiza”, mientras “quien 
                                      presidía la Comisión de Asuntos 
                                      Constitucionales del Senado era la senadora 
                                      Cristina Kirchner”. ¿Por qué 
                                      Kirchner pudo haber hecho eso?
                                    —Arreglo hubo. Beliz investigaba 
                                      y perseguía las cuentas. Se encontró 
                                      un justificativo no muy elegante para desplazarlo 
                                      y nombran a Iribarne, que siempre ha sido 
                                      un hombre de estar en causas oscuras. Hasta 
                                      ese momento, las causas de Menem eran noticia 
                                      en los medios, y ahí empieza el declive 
                                      silencioso y bien armado. Por abajo hubo 
                                      una seria negociación.
                                    —¿Cuál es su 
                                      conjetura?
                                    —Necesitaría los votos del 
                                      Senado o la composición de los votos 
                                      en las cámaras y otras cosas.
                                    —¿Que los ex presidentes 
                                      no sean investigados?
                                    —Por supuesto que la negociación 
                                      con Menem buscaba apoyo del sector residual 
                                      del menemismo. Lo cierto es que Menem logró 
                                      que se retardaran todos sus procesos jugando 
                                      a que las causas terminan. Y también 
                                      es cierto que la presidenta de la comisión 
                                      era Cristina Fernández de Kirchner.
                                    —Cuando Kirchner se agarró 
                                      los testículos durante la jura de 
                                      Menem como senador, ¿fue un gesto 
                                      para la tribuna que no se compadece con 
                                      la realidad?
                                    —No lo persiguieron en ningún 
                                      momento.
                                    —En su última película 
                                      bautiza esta época como la “la 
                                      patria subsidiada”, y alguien con 
                                      fama de conocer sobre el tema de la corrupción, 
                                      Luis Barrionuevo, dijo que este gobierno 
                                      era más corrupto que el de Menem. 
                                      ¿Comparte ese juicio?
                                    —Es más prolijo. Cuida más 
                                      las formas. Es difícil que sea más 
                                      corrupto que el de Menem. Tiene un oído 
                                      sensible al electorado que le da sustento 
                                      y no quiere perder. Le doy un ejemplo: después 
                                      de haberse tragado el quebranto de Aerolíneas 
                                      en los cinco años del gobierno kirchnerista 
                                      sin haber colocado una sola denuncia contra 
                                      Marsans, manda al Congreso, para resolver 
                                      en 60 días, un acuerdo con Marsans 
                                      para luego reprivatizar la compañía. 
                                      Un escándalo, y corrige. Después 
                                      de la experiencia del campo, se da cuenta 
                                      de que las posiciones duras y soberbias 
                                      de Néstor Kirchner ya no tenían 
                                      lugar. Por lo que se abrió el proyecto, 
                                      y lo que se votó fue bien distinto 
                                      de lo que mandaron al Congreso.
                                    —Ud. escribió que 
                                      Kirchner y Menem “descuartizan a Perón”. 
                                      ¿Cómo lo hace Kirchner?
                                    —Profundiza la entrega del petróleo 
                                      y la minería.
                                    —¿En algo más?
                                    —Las primeras medidas que toma Perón 
                                      cuando llega al gobierno son: nacionaliza 
                                      los depósitos bancarios, nacionaliza 
                                      el Banco Central, nacionaliza el comercio 
                                      exterior. La Resolución 125 fue el 
                                      paraguas de la más grande defraudación 
                                      del Estado de los últimos 10 o 15 
                                      años: 1.700 millones de dólares 
                                      cobrados indebidamente por las exportadoras. 
                                      Se los cobraron a los productores y no se 
                                      lo liquidaron al fisco. Perón asegura 
                                      una infraestructura nacional de transporte. 
                                      Impulsa el nacimiento de los altos hornos, 
                                      la siderurgia. Es decir, todo lo que hace 
                                      a la infraestructura del país para 
                                      ganar soberanía y tener un proceso 
                                      de industrialización fuerte con cierta 
                                      independencia. Menem vende la flota marítima 
                                      y fluvial, Aerolíneas Argentinas, 
                                      y destroza los ferrocarriles. Kirchner en 
                                      cinco años no reconstruye nada. Mire, 
                                      con 7 mil millones de dólares, que 
                                      es el disparate que están anunciando 
                                      que le van a devolver al Club de París, 
                                      usted reconstruye todos los trenes interurbanos 
                                      del país, todas las flota marítima 
                                      y fluvial y Aerolíneas Argentinas.
                                    —Ud. escribió que 
                                      los discursos del kirchnerismo “acerca 
                                      de la ‘ruptura neoliberal’, 
                                      el ‘modelo de desarrollo inclusivo’, 
                                      el ‘desendeudamiento’, la ‘reconstrucción 
                                      del Estado’, entre otros, son mitos 
                                      políticos, es decir, no existen como 
                                      tales en la realidad”. ¿Cómo 
                                      se logró instalar un relato sin correspondencia 
                                      durante cinco años?
                                    —Son operaciones mediáticas 
                                      fuertes. Todo a la velocidad de un rayo. 
                                      El pago de la deuda del Club de París 
                                      viene a oponerse a un proceso judicial que 
                                      está en curso y que el Gobierno no 
                                      podría desconocer.
                                    —¿La política 
                                      se reduce a la teatralidad?
                                    —Enorme teatralidad. En eso son muy 
                                      buenos. Pero el gobierno de Kirchner ha 
                                      tenido logros. Mantener esa estabilidad 
                                      en los primeros años de su gobierno, 
                                      la idea quizá más brillante 
                                      de oponerse al ALCA y apostar por la integración 
                                      económica cultual y política 
                                      de América del Sur. Y su política 
                                      de los derechos humanos. Tres ejes. Pero 
                                      yo agregaría un cuarto importante. 
                                      Néstor Kirchner dijo: “No voy 
                                      a reprimir la protesta social”. Toda 
                                      la derecha pedía que reprimiera. 
                                      Y en ese sentido, fue una gran política. 
                                      El resto es que estamos ante un gobierno 
                                      que llegó asombrándose de 
                                      que había llegado, sin ningún 
                                      proyecto ni ningún plan.
                                    —Volviendo a la teatralidad, 
                                      ¿haciendo películas son aún 
                                      mejores que Ud.?
                                    —La arman bien mediáticamente. 
                                      Pero si algo no tiene el gobierno de Kirchner 
                                      es un plan estratégico de país. 
                                      En estos cinco años no hizo nada 
                                      para la reconstrucción de una Argentina. 
                                      No hay reconstrucción de la infraestructura. 
                                      No hay plan siderúrgico nacional. 
                                      No hay recaptura del petróleo, que 
                                      podría hacerse fácilmente.
                                    —En “La República 
                                      otaria”, Scalabrini Ortiz explicaba 
                                      que el otario “cambia una cosa real 
                                      y cotizable por algo sin valor: una palabra, 
                                      un concepto, una ilusión, un halago 
                                      interesado”. Esa capacidad de vender 
                                      algo distinto a lo que es, ¿está 
                                      presente hoy más que nunca en la 
                                      política?
                                    —Un ejemplo mayúsculo es el 
                                      pago de la deuda. Les hicieron creer a las 
                                      mayorías argentinas que se había 
                                      negociado la totalidad de la deuda y que, 
                                      prácticamente, no quedaba nada o 
                                      muy poquito, que el 70% se había 
                                      pagado. Mentiras monumentales. El gobierno 
                                      de Kirchner ha pagado 32 mil millones de 
                                      dólares en estos cinco años, 
                                      y estoy comprendiendo los 6.700 del Club 
                                      de París. Pero lo curioso es que, 
                                      a pesar de todo eso, Argentina está 
                                      cerca de los 190 mil millones de dólares 
                                      de deuda. Cuento también las de las 
                                      provincias, que también son deudas.
                                    —¿Por qué los 
                                      argentinos tenemos tanta capacidad para 
                                      construir relatos y tan poca capacidad para 
                                      construir realidades?
                                    —Lo más grave es que no se 
                                      tiene un plan estratégico para el 
                                      país. Lo construye y lo improvisa 
                                      sobre la marcha.
                                    —¿El relato es un 
                                      arma?
                                    —Es la política del chantaje. 
                                      La mejor manera de hacer política 
                                      es asustar al otro. ¿Qué pasó 
                                      en el conflicto del campo? O vienen todos 
                                      acá a defender la democracia o están 
                                      con el golpe. Apelar a los fantasmas más 
                                      temidos de una sociedad que todavía 
                                      tiene heridas de lo pasado es inadmisible.
                                    —¿Qué piensa 
                                      de los intelectuales del grupo Carta Abierta?
                                    —Lo que está en discusión 
                                      es si el gobierno kirchnerista es la alternativa 
                                      progresista en la Argentina.
                                    —¿Las cosas son lo 
                                      que parecen o no son lo que parecen?
                                    —El Gobierno juega esa carta. Incluso 
                                      hasta levanta a Jauretche y puede hablar 
                                      de Scalabrini. La realidad es que ha sabido 
                                      manipular. Y una de sus políticas 
                                      más astutas ha sido penetrar casi 
                                      todas las organizaciones políticas 
                                      y sociales a canje de algún beneficio. 
                                      Pero también a un sector del movimiento 
                                      de derechos humanos. En esa repartija de 
                                      poder, que tiene que ver con subsidios, 
                                      con planes, con dineros para obras sociales, 
                                      para construcción de viviendas o 
                                      planes culturales o de cualquier naturaleza, 
                                      el kirchnerismo ha construido con enorme 
                                      habilidad un tejido de alianzas muy numeroso. 
                                      Y ahí estamos en el juego de ficciones 
                                      entre lo que es y lo que no es. Por eso, 
                                      en ese juego de ficciones muchos sectores 
                                      se preocuparon y se asustaron con el chantaje 
                                      y falsa polarización del conflicto 
                                      del campo y terminaron creyendo, sinceramente, 
                                      que acá estaba en marcha un golpe 
                                      militar. En los años ’74-’75, 
                                      el 48% del PBI se repartía entre 
                                      la masa asalariada. Actualmente, no sé 
                                      si se reparte el 25%, 26% o 27%. El 40% 
                                      de los trabajadores argentinos trabaja en 
                                      negro. Y este gobierno se dice peronista. 
                                      Las tres cuartas partes de los trabajadores 
                                      rurales trabajan en negro. Entonces, entre 
                                      estos movimientos se han generado enormes 
                                      confusiones y hemos visto acompañar 
                                      a las convocatorias que lanzó el 
                                      Gobierno para defender la democracia a mucha 
                                      gente de renombre y personalidades de prestigio 
                                      de distintas corrientes.
                                    —¿Incluye a Carta 
                                      Abierta en esa confusión?
                                    —Hay que incluirlo. Veo en lo de 
                                      Carta Abierta un hecho muy positivo. Dejemos 
                                      de lado la manipulación. Hay una 
                                      intención de hacer actuar a un sector 
                                      de la intelectualidad en defensa del Gobierno. 
                                      Digo en defensa del Gobierno y no en defensa 
                                      de la real distribución de las riquezas. 
                                      Dejando de lado esto, a mí me parece 
                                      un hecho muy positivo, casi diría 
                                      inédito, que por primera vez los 
                                      intelectuales hayan armando un movimiento 
                                      para expresarse públicamente sobre 
                                      el acontecer nacional en política. 
                                      Me parece excelente a pesar de no compartir 
                                      el diagnóstico. Lo que es más 
                                      grave es que los intelectuales no pueden 
                                      aducir desconocimiento, desinformación 
                                      o ignorancia. Entonces, por un lado, estas 
                                      cartas fueron muy parciales en el diagnóstico 
                                      de la Argentina. Muy benévolas con 
                                      todo lo que consentía el kirchnerismo 
                                      en la pésima distribución 
                                      de las riquezas. Porque por un lado criticaba 
                                      al conjunto de los medios, y sobre todo 
                                      al conjunto de la televisión que 
                                      ampliaba el conflicto y jugaba para un bando, 
                                      y al mismo tiempo desinformaba o no explicaba 
                                      las causas reales. Pero ellos al final se 
                                      terminaron colocando en esa misma posición, 
                                      porque tampoco daban toda la verdad sobre 
                                      lo que pasaba. Toda la verdad del capitalismo 
                                      de amigos que se beneficia con las políticas 
                                      de Néstor Kirchner, que impulsó 
                                      la sojización del país, la 
                                      destrucción del bosque nativo. El 
                                      señor Soros tiene 600 mil hectáreas 
                                      con soja y no paga Impuesto a las Ganancias. 
                                      La alianza de poder del gobierno Kirchner 
                                      es con los grandes grupos económicos, 
                                      las transnacionales, los bancos, el mundo 
                                      financiero y las exportadoras. Y ésta 
                                      no es mi opinión. En el Presupuesto 
                                      de la Nación hay 35 mil millones 
                                      de pesos, es decir más de 10 mil 
                                      millones de dólares, que son subsidios 
                                      por degradaciones o beneficios impositivos 
                                      a las 100 empresas más importantes 
                                      de la República.
                                    —¿Por qué intelectuales 
                                      bien intencionados son seducidos por algo 
                                      que parece ser una cosa pero en realidad 
                                      era otra?
                                    —Seducidos y asustados. Parte de 
                                      la seducción era la preocupación 
                                      sincera. Acá hubo grandes sectores 
                                      muy golpeados por la dictadura y, la verdad, 
                                      se tomaron en serio el fantasma de la dictadura. 
                                      No olvidemos que el 18 se van a cumplir 
                                      dos años de la desaparición 
                                      de Julio López. Es decir que estamos 
                                      en una Argentina que también tiene 
                                      sus razones de peso para confundirse y asustarse.
                                    —Cuando Aníbal Fernández, 
                                      lo acusó de quemar vagones de tren, 
                                      intelectuales que apoyan al Gobierno salieron 
                                      a defenderlo.
                                    —En general, me salieron a defender. 
                                      Incluso gente cercana al Gobierno. Lo de 
                                      Aníbal Fernández son groserías 
                                      que le jugaron en contra. Son las cosas 
                                      que usaban los gobiernos autoritarios, que, 
                                      frente a un hecho violento, lo ideologizan 
                                      culpando a una fuerza política social.
                                    —Mientras el ministro de 
                                      Seguridad y Justicia lo acusaba, el director 
                                      de la Biblioteca Nacional y líder 
                                      de Carta Abierta, Horacio González, 
                                      escribió un elogioso artículo 
                                      titulado “Pino Solanas, un aguafuerte”, 
                                      donde dice: “Pino Solanas se convierte 
                                      en el ícono patrimonial del intelectual 
                                      que agoniza en el mundo de la ideas reparadoras 
                                      y resurge con su destino anímico 
                                      asociado al de las condiciones realizadoras 
                                      del ‘sueño nacional’. 
                                      Pino, con su ‘Argentina latente’ 
                                      –y ahora con ‘La última 
                                      estación’– encarna la 
                                      promesa irrupcional scalabriniana, los sueños 
                                      escuchados en aquel bar de su juventud. 
                                      Lo hace de un modo que hoy reconocemos como 
                                      único, pues sus películas 
                                      de artesano de la épica colectiva 
                                      y su propia historia personal mantienen 
                                      el punto de conjunción de una rara 
                                      historicidad”.
                                    —Es lamentable que los propios funcionarios 
                                      del Ministerio de Justicia declararan ayer 
                                      que no habían encontrado ninguna 
                                      prueba ni certidumbre. Por supuesto que 
                                      en el Gobierno no faltó alguien que 
                                      dijo: “Si justo está estrenando 
                                      la película, esto está armado”. 
                                      A mí lo que me causa gracia es la 
                                      proyección de potencia que me adjudican 
                                      como para disponer de un grupo tan grande 
                                      como para armar eso.
                                    —En 1942, Scalabrini no tenía 
                                      trabajo. El 13 de enero de ese año 
                                      publicó en el diario “La Prensa” 
                                      el siguiente aviso: “Caballero argentino, 
                                      casado, de 44 años, con amplias relaciones, 
                                      estudios universitarios, técnicos, 
                                      una vasta cultura general, científica, 
                                      literaria y filosófica, con experiencia 
                                      general y profunda de nuestro ambiente económico 
                                      y político, ex redactor de los principales 
                                      diarios, autor de varios libros premiados 
                                      y de investigaciones, aceptaría dirección, 
                                      administración o consulta de empresa 
                                      argentina, en planta o en proyecto, en los 
                                      órdenes de la industria, comercial 
                                      o agrario. Dirigirse a Raúl Scalabrini 
                                      Ortiz, calle Vergara 1355, Vicente López”. 
                                      En la Argentina actual, ¿estaría 
                                      sin trabajo Scalabrini Ortiz o se habría 
                                      sumado a Carta Abierta?
                                    —Indudablemente que no. Las medidas 
                                      económicas del gobierno Kirchner 
                                      están en las antípodas del 
                                      pensamiento de Scalabrini Ortiz.
                                    —¿Intelectuales a 
                                      los cuales emplea, contrata o subsidia pueden 
                                      ser independientes del Gobierno.
                                    —No. Raúl Scalabrini Ortiz 
                                      nunca aceptó un cargo público 
                                      justamente porque no quería comprometer 
                                      la independencia de sus investigaciones 
                                      y pensamientos.
                                    —En 1989 Ud. votó 
                                      por Menem. Luego, ¿por quién 
                                      votó cuando Ud. no fue candidato 
                                      a presidente?
                                    —En 1999 por Domingo Quarracino, 
                                      del Partido Socialista Auténtico. 
                                      En 2003 por Patricia Walsh, de Izquierda 
                                      Unida, y manifesté públicamente 
                                      mi voto por Kirchner para la segunda vuelta.
                                    —Ud. fue diputado nacional 
                                      por el Frente Grande junto con Chacho Alvarez…
                                    —Fundacional en la elección 
                                      de octubre, y asumimos el 10 de diciembre 
                                      de 1993.
                                    —Luego usted se alejó 
                                      de Chacho Alvarez, quien hoy también 
                                      se integró al kirchnerismo.
                                    —El que se alejó de las ideas 
                                      fundantes fueron Chacho Alvarez, la Meijide 
                                      y todos los que lo acompañaron. Le 
                                      recuerdo que en la Convención Constituyente 
                                      estábamos en medio de la crisis, 
                                      operada absolutamente por los medios. Yo 
                                      era el malo de la película, el que 
                                      venía a hacer replanteos de principios 
                                      o que quería que hubiera proyectos 
                                      para que se revisaran las privatizaciones, 
                                      para que no se convalidara lo que se había 
                                      hecho con la reforma del Estado. Y los que 
                                      se fueron corriendo se corrieron tanto que 
                                      en los primeros días de septiembre 
                                      aceptaron un acuerdo con un senador justicialista. 
                                      Esto había nacido como una fuerza 
                                      de recambio. Por supuesto, para ganar una 
                                      elección en 1995 había que 
                                      sumar hasta el último voto radical, 
                                      cosa que era imposible.
                                    —¿Su objetivo no era 
                                      ser gobierno sino testimoniar?
                                    —Pero se vendió en el interior 
                                      de la fuerza que iban a ser gobierno en 
                                      1995. Gana Bordón porque le opera 
                                      todo el Partido Justicialista en la interna, 
                                      Chacho Alvarez comete una ingenuidad tan 
                                      grande como ir a una elección interna 
                                      con Bordón y, finalmente, la idea 
                                      que vendían era que iban a ser gobierno. 
                                      En definitiva, el doble discurso, lo posible, 
                                      no se puede hacer otra cosa.
                                    —¿En ese punto Chacho 
                                      Alvarez también es pejotista?
                                    —Claro. Esa desviación se 
                                      sigue profundizando y terminan en 1997 acompañando 
                                      al ala más conservadora del radicalismo, 
                                      a De la Rúa.
                                    —Luis D’Elía 
                                      se quejó de la diferencia con que 
                                      los trata la prensa a él y a Ud. 
                                      diciendo: “Si uno es blanco y cineasta, 
                                      no puede ser sospechado de nada. Si uno 
                                      es morocho y del Conurbano, y pega una piña, 
                                      es un demonio. Es más sospechoso 
                                      aún que esto suceda el día 
                                      que se estrenaba la película de Pino 
                                      Solanas sobre los trenes”, y agregó 
                                      que “en esa película están 
                                      los testimonios de muchos que después 
                                      aparecieron en los incidentes”. ¿Qué 
                                      reflexión le merecen esas declaraciones?
                                    —Toda una sarta de mentiras, evaluaciones 
                                      sin ningún fundamento.
                                    —Respecto de que usted es 
                                      blanco y cineasta…
                                    —Blanco y cineasta, varias veces 
                                      me han agredido y me han querido matar, 
                                      y me he tenido que ir del país en 
                                      1976. No quiero polemizar con D’Elía 
                                      porque sus declaraciones dan pena.
                                    —Ud. realizó un homenaje 
                                      fílmico a las Madres de Plaza de 
                                      Mayo cuando se cumplieron 30 años 
                                      de lucha. ¿Qué piensa de la 
                                      utilización de la figura de las Madres 
                                      por parte del Gobierno?
                                    —En ese sentido no tiene moral, utiliza 
                                      todo lo que le viene bien. Lo que es lamentable 
                                      es que un movimiento como el de Hebe de 
                                      Bonafini y las Madres de Plaza de Mayo haya 
                                      transgredido una norma, que era que el movimiento 
                                      de derechos humanos no se podía embanderar 
                                      en ninguna puja electoral. Los movimientos 
                                      sociales no pueden dividirse, están 
                                      integrados por ciudadanos de distinta pertenencia 
                                      política.
                                    —¿Alguna vez se reunió 
                                      con Néstor o con Cristina Kirchner 
                                      en el pasado?
                                    —La primera vez que lo vi fue en 
                                      2004, cuando llegué del Festival 
                                      de Berlín. Me habían dado 
                                      un reconocimiento a mi carrera. Nos invitó 
                                      a mí y a Daniel Burman, que también 
                                      había ganado un premio importante, 
                                      para que lo visitáramos y le contáramos 
                                      esas cosas. Fuimos como quince, toda la 
                                      delegación que estuvo allá. 
                                      Yo fui con mi abogado de siempre, Julio 
                                      Raffo. En esos tiempos, Néstor Kirchner 
                                      había dicho que abría los 
                                      archivos de la SIDE, seguramente con respecto 
                                      a causas de la AMIA, de la Embajada de Israel. 
                                      Cafecito, no daba para más, a mí 
                                      no me gusta mezclar las cosas, acato las 
                                      reglas de juego; si no, no voy. Pero a Julio 
                                      Raffo le cuesta no salirse de la vaina, 
                                      y cuando se comenta que la SIDE había 
                                      abierto los archivos, nos sorprende a todos 
                                      preguntándole: “Señor 
                                      presidente, ¿se podrían abrir 
                                      los archivos de la SIDE para conocer quiénes 
                                      fueron los autores del atentado a Pino? 
                                      Le pedimos a Menem, De la Rúa… 
                                      Fuimos a ver a Becerra, hemos visitado rigurosamente 
                                      a todos los jefes de la SIDE y todos miraron 
                                      para otro lado con distintas excusas”. 
                                      Néstor Kirchner dijo: “Cómo 
                                      no, Parrilli, anotá esto rápido”. 
                                      Hasta hoy lo esperamos. La segunda vez, 
                                      lo vi quince días después, 
                                      en el Festival de Mar del Plata, se pasaba 
                                      Memoria del saqueo, estaban invitados el 
                                      Presidente, Cristina, los ministros... No 
                                      se quedaron a ver la película, fueron 
                                      prudentes. La película suscitaba 
                                      algún grito, alguna puteada (ríe). 
                                      Entonces, para no correr riesgos... No hay 
                                      que olvidarse que el gabinete de Néstor 
                                      Kirchner era la mitad de Duhalde y la mitad… 
                                      Oscar Parrilli fue el que dio el informe 
                                      en el que se dice por qué hay que 
                                      privatizar YPF en esa histórica sesión. 
                                      Todas ésas son formas del reciclaje 
                                      de lo mismo. Yo soy presidente del Moreno, 
                                      el Movimiento por la Recuperación 
                                      de la Argentina, un movimiento transversal, 
                                      y le habíamos pedido desde los primeros 
                                      días de su asunción que queríamos 
                                      tener una audiencia con él. Nunca 
                                      la concedió, y cuando el 1º 
                                      de mayo de 2006 Evo Morales anuncia la nacionalización 
                                      del petróleo, días después, 
                                      por intermedio de Hebe de Bonafini, me llaman 
                                      porque me conceden la audiencia. Fue la 
                                      tercera vez que lo vi. Fui con Hebe de Bonafini; 
                                      estaban el Presidente, De Vido y nosotros 
                                      dos. Una hora estuvimos. Reconoció 
                                      el Presidente que había sido un error 
                                      la privatización, que había 
                                      sido un error el voto en la reforma constitucional. 
                                      Se dijo que se iba a formar una comisión 
                                      que, por supuesto, nunca se formó. 
                                      Estaban los periodistas y piden que hagamos 
                                      unas declaraciones, y salió en todos 
                                      los diarios. Esta es mi interpretación: 
                                      asustados los mercados petroleros frente 
                                      a lo de Evo Morales, lo de Kirchner, aliado 
                                      de Evo, recibiendo al presidente del Moreno 
                                      y a Hebe de Bonafini reclamando la nacionalización 
                                      del petróleo era una jugada muy fuerte. 
                                      Quince días después, Néstor 
                                      y Cristina desembarcaban en Madrid. Eso 
                                      fue una apretada.
                                    —¿Siente que lo usaron?
                                    —Por supuesto. Fue una apretada frente 
                                      a la negociación pendiente con los 
                                      españoles para facilitar el acceso 
                                      a ese 15 por ciento, que primero iba a ser 
                                      25, porque el que manejaba los fondos de 
                                      la provincia de Santa Cruz era el banquero 
                                      Eskenazi, con una desprolijidad tan grande... 
                                      El diario Clarín menciona en dos 
                                      o tres oportunidades que en las reuniones 
                                      que tuvo Kirchner con Zapatero se discutía 
                                      la suerte de Repsol YPF. Finalmente, la 
                                      llamada argentinización, un escándalo 
                                      absoluto, de vuelta otra operatoria, otro 
                                      relato que les hace creer a los ciudadanos 
                                      desprevenidos. No hay ninguna argentinización. 
                                      Si son ciudadanos argentinos, no sabemos, 
                                      compró una sociedad anónima 
                                      formada en la víspera en Madrid. 
                                      Petersen está registrada en agosto 
                                      de 2007 en Madrid. Compraron con nada cuando 
                                      el petróleo estaba a 50, 60 y hoy 
                                      está a 120, 130.
                                    —Ya bajó de 100.
                                    —Los Kirchner acompañaron 
                                      todos los procesos de privatizaciones. Es 
                                      más, Néstor Kirchner junto 
                                      a Sobisch, en marzo o abril de 2002, estaban 
                                      en la quinta de Olivos reclamando que no 
                                      se aplicaran retenciones al petróleo 
                                      porque se corría el riesgo de una 
                                      ola de desocupados petroleros. Esta es la 
                                      historia real.
                                    —Por la impresión 
                                      que le quedó de sus encuentros con 
                                      Kirchner, ¿es una persona a la que 
                                      usted le creería?
                                    —No le creería.
                                    —¿Y a Duhalde lo conoció?
                                    —Menos.
                                    —¿Qué impresión 
                                      política tiene de él?
                                    —Acompañó a Menem en 
                                      los peores momentos. Indudablemente, un 
                                      buen piloto de tormentas, no era fácil 
                                      estar en 2002. Lo imperdonable de Duhalde 
                                      es el poco patriotismo. Cuando Pérez 
                                      Companc está endeudado, dice la leyenda 
                                      que la familia le recomienda vender la segunda 
                                      petrolera del país, tenía 
                                      el 20 por ciento de las reservas. Se desprende 
                                      en 2002 de ese activo por 1.050 millones 
                                      de dólares, que tampoco se paga cash. 
                                      Que Duhalde haya posibilitado que pasara 
                                      a Petrobras es imperdonable.
                                    —También Amalita vendió 
                                      en la misma época por una cantidad 
                                      similar la mayoría del cemento argentino 
                                      a una empresa brasileña.
                                    —No sé si un jefe de grupo 
                                      brasileño hubiese actuado así.
                                    —No, porque en Brasil los 
                                      empresarios son valorados por su sociedad 
                                      mientras que en la Argentina personas como 
                                      Pérez Companc o Amalita a determinada 
                                      edad, pudieron haber preferido malvender 
                                      sus empresas antes que soportar ser blanco 
                                      de quienes, aprovechando su visibilidad 
                                      pública, los estigmatizaran desplazando 
                                      sobre ellos la frustración de la 
                                      población por el fracaso económico 
                                      del país. Los empresarios extranjeros 
                                      envían a la Argentina a un gerente.
                                    —Me da la impresión de que 
                                      para esos empresarios nuestros, los Bulgheroni, 
                                      los Soldati, la cosa es vender. Es increíble 
                                      la falta de ambición de construir. 
                                      Esa manera de fundir al Banco Nacional de 
                                      Desarrollo, que le dejaron 5 mil millones 
                                      de dólares de pasivo. Cuando uno 
                                      piensa en otras épocas, en otra calidad 
                                      de gente... Lo real es que los grandes grupos 
                                      económicos argentinos sirvieron más 
                                      para vaciar el país y permitir la 
                                      fuga de capitales, y sus grandes activos 
                                      los remataron. Con Néstor Kirchner, 
                                      468 grandes empresas pasaron a manos extranjeras. 
                                      ¿Qué hizo el gobierno Kirchner 
                                      para revertir la tendencia? Se duplicó 
                                      o triplicó la entrega de las tierras 
                                      a sociedades extranjeras.
                                    —Durante la crisis de 2001 
                                      Carrió encarnó la crítica 
                                      al capitalismo. ¿Coincide con el 
                                      Gobierno, que la acusa de desplazarse hacia 
                                      la derecha? ¿Hubo en Carrió 
                                      un recorrido ideológico en algo comparable 
                                      al que Ud. dice que se produjo en Chacho 
                                      Alvarez?
                                    —Lo ha percibido el país entero. 
                                      El discurso era democrático, de sensibilidad 
                                      social, de defensa de los recursos naturales, 
                                      del patrimonio nacional, con eje en la lucha 
                                      contra la corrupción, derechos humanos. 
                                      No hay que olvidar la denuncia extraordinaria 
                                      que hace del vaciamiento financiero en 2001. 
                                      En ese momento era la líder de una 
                                      reconstrucción ética de la 
                                      política. Pero ella ha ido corriéndose 
                                      en su esquema de alianzas y en su esquema 
                                      conceptual. De esas posiciones, terminó 
                                      con De Prat-Gay. La renegociación 
                                      de la deuda la empieza Lavagna, y la siguen 
                                      Kirchner y De Prat-Gay como presidente del 
                                      Banco Central.
                                    —¿Néstor Kirchner 
                                      , que hasta el fin de la convertibilidad 
                                      era uno de los gobernadores más cavallistas, 
                                      se apropia del relato de Carrió?
                                    —El país lo descubre (a Kirchner) 
                                      con algún atisbo de discurso distinto 
                                      cuando huye Menem de la segunda vuelta, 
                                      y él empieza a decir que basta con 
                                      el manejo y el poder de las corporaciones.
                                    —¿Y eso lo extrae 
                                      de Carrió?
                                    —No podría afirmarlo porque 
                                      no seguí a Carrió ni el derrotero 
                                      de Néstor Kirchner en su provincia. 
                                      El la manejó con procedimientos menos 
                                      democráticos y progresistas de lo 
                                      que ha hecho gala en esos años, aunque, 
                                      efectivamente, su manera de ignorar al Congreso 
                                      Nacional, la tozudez, su intransigencia, 
                                      el manejarse con decretos de necesidad y 
                                      urgencia...
                                    —Ya como presidente...
                                    —Claro. El tiene un año muy 
                                      lúcido que despierta muchas esperanzas. 
                                      Por ejemplo, cuando abre el debate sobre 
                                      la renovación de la Corte Suprema.
                                    —La renovación de 
                                      la Corte y la reapertura de los juicios 
                                      a la ditadura, ambas propuestas de Carrió, 
                                      son las dos medidas que el 90 por ciento 
                                      de la sociedad apoya.
                                    —Extraordinario. Pero la reforma 
                                      de la Corte Suprema no baja a las Cortes 
                                      de Casación y menos a los jueces 
                                      federales.
                                    —Y luego se modifica en el 
                                      sentido contrario el Consejo de la Magistratura.
                                    —Exactamente. En el Consejo de la 
                                      Magistratura jugó un rol destacado 
                                      Cristina Kirchner.
                                    —Mi pregunta apuntaba a saber 
                                      si usted alguna vez se preguntó si 
                                      ese discurso era propio de Kirchner o, ante 
                                      su necesidad de construir un vínculo 
                                      propio con la sociedad, autónomo 
                                      del de Duhalde, incorporó el discurso 
                                      de Carrió, y luego, progresivamente, 
                                      en la medida en que obtuvo todo el poder, 
                                      empezó a mostrar el verdadero Kirchner.
                                    —Puede ser. Por ejemplo, en 2003, 
                                      entre sus primeras medidas está la 
                                      creación de Enarsa. Nosotros tuvimos 
                                      un papel destacado y crítico de cómo 
                                      lo creó. Pensábamos que tenía 
                                      que formarse como sociedad del Estado, por 
                                      lo menos como una sociedad anónima 
                                      con mayoría estatal. Pero Enarsa 
                                      sirvió como oficina de reparto de 
                                      áreas de explotación sin licitación, 
                                      a dedo. Era el modelo de la Sonangol, que 
                                      es el mismo tipo de empresa creado en Angola. 
                                      Todos los yacimientos o las áreas 
                                      las maneja esa empresa y las reparte a dedo, 
                                      sin licitación.
                                    —Perdone, Pino, pero su idealismo 
                                      puede hacerlo un poco ingenuo con el Estado. 
                                      James Buchanan ganó el Premio Nobel 
                                      de Economía de 1986 por advertir 
                                      sobre los riesgos que corremos cuando tratamos 
                                      al Estado con irrealismo. Por ejemplo, cuando 
                                      a pesar de que los funcionario son personas 
                                      con defectos y virtudes no tan distintas 
                                      a la mayoría de las personas, tendemos 
                                      a pensar que en el Estado se decide siempre 
                                      e indefectiblemente buscando el bien común, 
                                      o asumiendo que el presidente y sus ministros 
                                      son personas de una calidad moral superior, 
                                      no tomamos en cuenta que el Estado no es 
                                      una sola unidad decisoria y hay muchos funcionarios 
                                      con algún grado de poder que podrían 
                                      estar más preocupados por su interés 
                                      personal que por el bien común. Buchanan 
                                      sostiene que un Estado omnisciente y benevolente 
                                      no es el más frecuente y común 
                                      de los ejemplos, y que en la prática 
                                      nos encontramos, muchas veces, con un Estado 
                                      que tiene sus propios intereses y actúa 
                                      como un ente desligado de los ciudadanos. 
                                      ¿Reflexionó sobre este problema?
                                    —Sí, pero creo que el problema 
                                      está acá en el proyecto político 
                                      y la conducción de las instituciones 
                                      del Estado. La asociación de 40 millones 
                                      de ciudadanos, que son copropietarios de 
                                      todo lo que posee esa Nación, delega 
                                      en el Gobierno la administración 
                                      de esos bienes como el consorcio de este 
                                      edificio. Las instituciones jurídicas, 
                                      todo aquello conforma el cuerpo del Estado 
                                      para hacer funcionar al Estado si hay vocación 
                                      de democratizarlo. Me parece que es un eje 
                                      fundamental, no hay sociedad ni Nación 
                                      si no hay un Estado eficiente y moderno. 
                                      Ese fue el verso que nos vendieron en los 
                                      90, pero lo que hizo Menem fue la destrucción 
                                      del Estado. Al destruirlo, el ciudadano 
                                      quedó desamparado, el más 
                                      indefenso, el más débil, quedó 
                                      desamparado frente a todo tipo de abuso, 
                                      en el trabajo, en el medio ambiente.
                                    —Nos ilusionamos con un Estado 
                                      que funcione como lo hace en países 
                                      con un sistema parlamentario sólido, 
                                      donde las decisiones sobre lo público 
                                      se tomaban democráticamente con consenso 
                                      y control de diferentes partidos, pero luego 
                                      nuestro personalismo nos impulsa a otorgarle 
                                      absoluta discrecionalidad a quien sea presidente. 
                                      Si el poder no reside en las instituciones 
                                      sino en una persona, continuamente habrá 
                                      conflictos entre el interés público 
                                      y el de esa persona. Lo que usted dice de 
                                      Enarsa, el capitalismo de amigos, Pedrazza 
                                      o Camioneros es su consecuencia.
                                    —Venimos de unos años noventa 
                                      de destrucción y concentración 
                                      del Estado en muy pocas manos y en los grupos. 
                                      Acá se destruyó absolutamente 
                                      todo y lo que falta es una vocación 
                                      de democratización. Es más, 
                                      en los años noventa las grandes mayorías 
                                      fueron de alguna manera conducidas o inducidas 
                                      por los medios. La entrega de los medios 
                                      de comunicación de masas a grupos 
                                      mediáticos sin haber reformado la 
                                      ley marco. La característica de Kirchner 
                                      de estos años es que se ha opuesto 
                                      a promover los debates pendientes que tiene 
                                      la Argentina.
                                    —Pensar con idealismo en 
                                      un estado omnisciente y benevolente, puede 
                                      ser tan grave como en los noventa fue pensar 
                                      que no debería haber Estado.
                                    —Está pendiente en la Argentina 
                                      un gran debate institucional, el país 
                                      se debe un grandísimo debate sobre 
                                      todos estos temas.
                                    —¿Ud., que fue un 
                                      gran defensor del Estado, podría 
                                      advertir al público sobre el peligro 
                                      de ser ingenuos ante el uso demagógico 
                                      de lo estatal para que en Aerolíneas 
                                      y otros futuros debates no nos pase otra 
                                      vez lo de Enarsa?
                                    —Pero por supuesto que no. Lo que 
                                      hemos vivido en el funcionamiento de la 
                                      democracia que terminó perdiendo 
                                      con el remate del patrimonio público 
                                      y con la catástrofe de 2001-2002, 
                                      la hambruna, la quiebra de más de 
                                      la mitad de las empresas argentinas, todo 
                                      esto merece un debate que cuestione el andamiaje 
                                      fundamental de la república. Pero 
                                      este debate se ha negado; por toda esta 
                                      cuestión de las privatizaciones de 
                                      las empresas de servicios, es imprescindible 
                                      que se realice. Y más ahora que estamos 
                                      en las puertas de la fibra óptica, 
                                      es imprescindible un debate sobre los medios 
                                      de comunicación de masas. Acá 
                                      hay que defender el derecho a la diversidad 
                                      de todos los ciudadanos.
                                    —La revista “Noticias” 
                                      y el diario PERFIL tienen una perspectiva 
                                      liberal tanto de la política como 
                                      de la economía y como Ud. lo ha podido 
                                      comprobar en su propio ejemplo a lo largo 
                                      de dos décadas, siempre hemos dado 
                                      cabida a la diversidad. Por eso le pido 
                                      esa misma amplitud: ni todo lo privado era 
                                      bueno, ni todo lo del Estado lo es, ni todo 
                                      lo argentino es bueno, ni todo lo extranjero 
                                      no lo es.
                                    —Eso así, son los falsos espejismos, 
                                      como la argentinización de YPF o 
                                      la argentinización de Aerolíneas 
                                      Argentinas: es realmente escandaloso. Argentina 
                                      tiene que ir hacia un modelo superador de 
                                      esa antinomia.
                                    —Usted dice en su película 
                                      que tuvimos una derrota cultural. Para no 
                                      repetir la experiencia, habrá que 
                                      alejarse de las simplificaciones manipuladoras.
                                    —En muchísimos aspectos, y 
                                      en este sentido han aportado la desinformación 
                                      de contenidos y de explicación de 
                                      causas y de debates plurales tanto los medios 
                                      de comunicación de masas como las 
                                      universidades.
                                    —“La próxima 
                                      estación” es el cuarto documental 
                                      de una serie de cinco que comenzó 
                                      a concebir tras la crisis de 2001. Los anteriores 
                                      fueron “Memoria del saqueo”, 
                                      “La dignidad de los nadies” 
                                      y “Argentina latente”. ¿Cerrará 
                                      con “La tierra sublevada”, sobre 
                                      los recursos naturales?
                                    —Y la contaminación. La tierra 
                                      sublevada es la protesta de la tierra frente 
                                      a tanto daño y tanta impunidad. Las 
                                      poblaciones aledañas a los grandes 
                                      yacimientos e implantaciones mineras tienen 
                                      las napas de agua contaminadas.
                                    —¿Qué papel 
                                      tendrá la soja en esa película?
                                    —A la soja hay que ponerle límites, 
                                      por supuesto. Le dedico un capítulo. 
                                      Esta nueva película tiene un fuerte 
                                      capítulo sobre la minería. 
                                      Somos la sexta reserva de metales del planeta, 
                                      y la minería no paga nada. Es el 
                                      único sector del empresariado nacional 
                                      que no está obligado a ingresar ni 
                                      un dólar de sus exportaciones; en 
                                      consecuencia, es saqueo puro. Pagan el uno 
                                      por ciento de regalías y están 
                                      exentos de todos los impuestos.
                                    —Ud. denunció a Gioja 
                                      de manejar el negocio minero argentino, 
                                      tener allegados o familiares en la Secretaría 
                                      de Minería y la Comisión de 
                                      Minería del Senado, y haber financiado 
                                      un congreso de filosofía que tuvo 
                                      a Cristina Kirchner como oradora principal. 
                                      ¿Cuál es la relación 
                                      de Kirchner, a través de Gioja, con 
                                      el negocio de la minería?
                                    —Es él el que impulsa la reforma 
                                      de las leyes mineras que tiene su origen 
                                      en el Banco Mundial. A fines de los años 
                                      ochenta, el Banco Mundial ya tiene los informes 
                                      de la extraordinaria demanda de metales 
                                      que va a haber por el desarrollo de…
                                    —Por el aumento de los commodities.
                                    —Salen entonces a la búsqueda, 
                                      y en 70 países proponen la reforma 
                                      de la legislación minera. A la Argentina 
                                      llegaron 68 millones de dólares del 
                                      Banco Mundial para la reforma de la legislación 
                                      minera. Una cosa inconcebible (ríe), 
                                      ¿dónde están esos 68 
                                      millones? El paquete de leyes que se promueve, 
                                      siendo Gioja el presidente de la Comisión 
                                      de Minería y Angel Mazza secretario 
                                      de Minería, es un atentado a la Nación 
                                      de una grosería espectacular.
                                    —Entonces, su película 
                                      será sobre petróleo, minería 
                                      y soja.
                                    —Y la plataforma marítima 
                                      continental, toda la riqueza que tiene el 
                                      mar.
                                    —¿Compara la minería 
                                      con la soja?
                                    —Hoy salen fácilmente más 
                                      de 10 mil millones anuales. Solamente la 
                                      minera Alumbrera procesa al año 200 
                                      mil toneladas de cobre; a 7.500 dólares 
                                      la tonelada, son 1.500 millones de dólares. 
                                      Pero a la vez, procesa 600 mil onzas de 
                                      oro a 900 dólares la onza.
                                    —De la minera Alumbrera salen 
                                      2 mil millones de dólares de exportaciones.
                                    —Cuatro veces el presupuesto de Catamarca. 
                                      Pero no es la mayor, son Veladero y Pascua-Lama. 
                                      Lo que sucede con la minería es de 
                                      un abandono tal y los intereses de las mineras 
                                      avanzaron tanto que hoy tienen territorios 
                                      en la Argentina. Hay una franja que no es 
                                      de nadie, tratado argentino-chileno de minería 
                                      de diciembre de 1997 firmado por Frei y 
                                      Menem, que es un escándalo absoluto, 
                                      son los dueños de ese territorio. 
                                      A la soja hay que ponerle límites 
                                      porque no puede acabar con la agricultura. 
                                      La soja va a acabar con el monte nativo, 
                                      el desmonte que hay en Salta, en Formosa, 
                                      en Chaco, es monumental. A la vez, el año 
                                      pasado se tiraron 50 millones de litros 
                                      de glifosato. El proyecto de la Argentina 
                                      es que las deidades de la renta, las ganancias 
                                      y el fin justifican los medios, o un desarrollo 
                                      realmente sustentable, en el que el límite 
                                      está marcado por la capacidad del 
                                      cuidado y desarrollo de la vida. Pero eso 
                                      es una gran contradicción.
                                    —Para un empresario inteligente 
                                      no existe tal contradicción porque 
                                      desea también maximizar sus ganancias 
                                      de largo plazo, y, que su explotación 
                                      sea sustentable, es parte de su trabajo.
                                    —Pero eso es verso.
                                    —No si el recurso fuera propio 
                                      de por vida como el campo, pero en las concesiones 
                                      como la minería o el petróleo, 
                                      es diferente.
                                    —Tenemos que tener normas a largo 
                                      plazo. YPF perforaba con fluidos líquidos 
                                      para no envenenar las napas. El petrolero 
                                      privado utiliza los fluidos líquidos 
                                      más eficaces y en cinco veces menos 
                                      tiempo perfora ese pozo. Para la soja rociamos 
                                      todo con glifosato. Si no se colocan marcos 
                                      regulatorios o jurídicos firmes…
                                    —Se destruye valor en lugar 
                                      de maximizarlo.
                                    —Se destruye valor, se destruye la 
                                      vida, todo. El interior del país 
                                      es la impunidad absoluta.
                                    —¿Qué pensó 
                                      cuando De Angeli y Buzzi dijeron en este 
                                      mismo reportaje que habían votado 
                                      por Ud. para presidente en las últimas 
                                      elecciones?
                                    —No conozco personalmente a De Angeli. 
                                      Yo defiendo siempre los derechos de los 
                                      pequeños y medianos ruralistas. No 
                                      hay real revolución en la Argentina, 
                                      en el sentido más profundo del término, 
                                      sin que tenga verdadero protagonismo la 
                                      pequeña y mediana burguesía 
                                      rural. Recuerdo que durante décadas 
                                      escuchamos todo tipo de conferencias sobre 
                                      que lo que nos diferenciaba en la formación 
                                      económica y social de la Argentina 
                                      con los Estados Unidos era que Estados Unidos 
                                      había podido desarrollar una pequeña 
                                      y mediana burguesía rural con poder, 
                                      con bienestar, que hacía buenos dividendos. 
                                      En la Argentina se ha venido dando. Después 
                                      de la concentración latifundista 
                                      que hemos tenido, desaparecieron 150 mil 
                                      pequeños productores, desde el año 
                                      ’80, de 600 mil productores, hoy tenemos 
                                      300 mil. En los últimos diez años 
                                      desaparecieron entre 120 y 130 mil. No hay 
                                      política nacional sin repoblamiento 
                                      del campo. Si sacamos en retenciones, esto 
                                      coloquémoslo en créditos para 
                                      que el chacarero que fue expulsado vuelva. 
                                      No concentración de la tierra para 
                                      tener fondos buitres y 600 mil hectáreas 
                                      en manos de un sojero. No. Diversificación 
                                      de la tierra, repoblar el campo, impedir 
                                      que un solo cultivo desplace a todos los 
                                      demás. Queremos diversificación 
                                      agraria.
                                    —Tanto Scalabrini Ortiz, 
                                      que nació en Corrientes, como Jauretche, 
                                      eran hombres de provincias que desde la 
                                      Capital luchaban por rescatar la herencia 
                                      federal del siglo XIX y al hombre del interior. 
                                      ¿Qué habría pensado 
                                      Scalabrini Ortiz de De Angeli?
                                    —De Angeli es el líder emergente 
                                      de una protesta chacarera de pequeña 
                                      y mediana burguesía rural. Otra cosa 
                                      son los componentes ideológicos.
                                    —¿Cree que Scalabrini 
                                      Ortiz lo habría visto con simpatía?
                                    —Habría visto con simpatía 
                                      esa protesta rural. Otra cosa fue la confusión 
                                      que generó la alianza de los pequeños 
                                      con la Sociedad Rural y las dos entidades 
                                      que, tradicionalmente, fueron la expresión 
                                      del latifundio y a la vez estuvieron asociadas 
                                      o apoyaron los procesos más ingratos 
                                      y las dictaduras militares. Ahí hay 
                                      una historia difícil de bancar, y 
                                      eso ha producido una enorme confusión. 
                                      Los planteos de la Federación Agraria 
                                      que vino haciendo todos estos años 
                                      eran correctos y el Gobierno hizo oídos 
                                      sordos.
                                    —El argumento de los ruralistas 
                                      que cortaban las rutas era que no querían 
                                      que sus hijos tuvieran que seguir engrosando 
                                      el Conurbano porque en los pueblos y ciudades 
                                      del interior no tuvieran un futuro económico, 
                                      lo mismo que Scalabrini Ortiz mostraba en 
                                      su célebre novela “El hombre 
                                      que está solo y espera”. ¿Este 
                                      fue el aspecto positivo de esta crisis?
                                    —Hay un antes y un después 
                                      de la crisis del campo. Que nos lo cuente 
                                      el gobierno de Cristina. Hay razones en 
                                      el Gobierno porque el Estado tiene toda 
                                      la legitimidad de fijar sus políticas 
                                      económicas, distribución de 
                                      la riqueza y retenciones. Las retenciones 
                                      móviles existen en la Argentina ya 
                                      en el petróleo, no es una novedad. 
                                      Por otra parte, si los argentinos se hicieron 
                                      cargo de una devaluación del 200 
                                      por ciento, era para recuperar la diferencia 
                                      de los precios internacionales con los internos 
                                      en el curso global de la economía. 
                                      Si eso no está acompañado 
                                      por una discusión seria de coparticipación 
                                      federal, estamos en una acumulación 
                                      de tensiones y de conflictos que estalla 
                                      como estalló lo del campo. No hay 
                                      coparticipación federal, no se puede 
                                      igualar a los chicos con los grandes. No 
                                      pueden pagar todos el 35 por ciento de las 
                                      retenciones, acá los más chicos 
                                      tienen que pagar el 10, el 20 por ciento. 
                                      Pero como el Gobierno siguen aplicando la 
                                      misma concepción regresiva de tipo 
                                      impositivo porque iguala a todos en el impuesto 
                                      al consumo y no progresivo, las medidas 
                                      del 10 de marzo unieron y volcaron a todos 
                                      a la ruta. Pero nosotros marcamos que era 
                                      curioso que tanto en un campo como en el 
                                      otro estaban dejando afuera al tercer protagonista 
                                      que se sentaba en la mesa de la renta agraria, 
                                      que es el sector exportador que se queda 
                                      con el 30 por ciento de la renta, exporta 
                                      en negro, triangula, el 60 o 70 por ciento 
                                      va a puertos como los de Montevideo, le 
                                      fija el precio al consumidor y termina estafando 
                                      a todos, al productor y al fisco, y se queda 
                                      con 1.700 millones.
                                    —Sobre esta serie de películas 
                                      que comenzó tras la crisis de 2001, 
                                      Ud. dijo: “Voy a continuar el discurso 
                                      de ‘La hora de los hornos’, 
                                      por supuesto que con los ajustes de la evolución 
                                      de mi pensamiento desde aquella época, 
                                      pero retomando la reflexión, el cine-ensayo 
                                      que fue aquella película”. 
                                      ¿Cómo evolucionó su 
                                      pensamiento desde aquella mítica 
                                      “La hora de los hornos”, de 
                                      hace 40 años?
                                    —Cuando yo tenía 19 años, 
                                      en 1955, fue el bombardeo a Plaza de Mayo. 
                                      El nacimiento de mi conciencia política 
                                      e histórica fue en épocas 
                                      de dictadura. Vengo de una familia apolítica 
                                      católica medio conservadora.
                                    —Su padre era médico.
                                    —Ideología de clase profesional 
                                      burguesa católica neoconservadora, 
                                      apolítica, la política es 
                                      peligrosa, mala palabra, antiperonista. 
                                      Cuando digo que retomaré la línea 
                                      de La hora de los hornos me refiero como 
                                      cine. Es un cine histórico, ensayístico, 
                                      mezcla la crónica de la historia 
                                      con el cine de testimonio de la actualidad 
                                      y con diversas formas que utilizo de montaje. 
                                      Sigo teniendo la misma visión latinoamericanista.
                                    —La esencia de Pino es la 
                                      misma que la de hace cuarenta años.
                                    —Yo creo que sí, soy muy sanmartiniano, 
                                      de la causa de San Martín, Bolívar, 
                                      Artigas. Creo que nosotros tenemos todo 
                                      para ganar como gran nación, pero 
                                      somos hasta ahora una gran nación 
                                      inacabada.
                                    —¿La crisis de 2001 
                                      lo hizo volver al lenguaje cinematográfico 
                                      ensayístico del principio?
                                    —Por supuesto. Inconcebible esos 
                                      chicos desnutridos. En la Argentina mueren 
                                      todavía hoy 20 o 25 chicos por día
                                    —Si hubiera nacido en un 
                                      país sin crisis, ¿habría 
                                      hecho otro tipo de cine?
                                    —Habría sido otro yo.
                                    —¿Un otro yo, por 
                                      ejemplo norteamericano, habría filmado 
                                      alguna de las películas de Michael 
                                      Moore?
                                    —Me encanta lo de Michael Moore. 
                                      Creó un personaje de una gran simpatía 
                                      para el espectador y es el provocador que 
                                      el espectador tímido nunca se anima 
                                      a ser.
                                    —En su última película 
                                      usted es el protagonista.
                                    —Es cine de autor y al serlo no tengo 
                                      por qué ocultarme, por eso está 
                                      con mi voz. Creo que sería una falsedad 
                                      poner la interposición de otra voz 
                                      en alguien que escribe el texto y está 
                                      haciendo la cámara y la película 
                                      entera.
                                    —En “Tierra sin nada, 
                                      tierra de profetas”, Scalabrini Ortiz 
                                      escribió: “La intensidad del 
                                      pensamiento abstracto me acercó, 
                                      sorpresivamente, a la intensidad del pensamiento 
                                      lírico”. ¿Es correcto 
                                      decir que Ud. es también un representante 
                                      del “pensamiento lírico”?
                                    —Sin duda, incluso me inicié 
                                      como músico y como poeta. Cuando 
                                      le preguntaron a Scalabrini cómo 
                                      fue que se alejó de la literatura 
                                      siendo el niño mimado que, en el 
                                      año 1931, todo el Buenos Aires literario 
                                      (Arturo Capdevila, Córdoba Iturburu, 
                                      Alfonsina Storni, Borges) festejaba, él 
                                      dice: “Un día descubrí 
                                      que había una causa que hasta ese 
                                      momento no la tenía. La clave de 
                                      la vida es la causa, y ese día me 
                                      suicidé en el escritorio donde escribí 
                                      El hombre que está solo y espera. 
                                      En la casa de mi madre decidí suicidar, 
                                      liquidar, tirar por la ventana ese escritor 
                                      que todavía era sensible a las vanidades, 
                                      las competencias, los orgullos y decidí 
                                      dar un paso hacia la causa”. Se enciende 
                                      con el fervor de una gran causa nacional, 
                                      no en el sentido ideológico, de defensa 
                                      del país.
                                    —El lector podría 
                                      preguntarse cuál es la receta para 
                                      seguir filmando a los 72 años con 
                                      pasión juvenil. Me pregunto si usted 
                                      podría hacer suyas las palabras de 
                                      Scalabrini Ortiz: “¡Creer! He 
                                      allí toda la magia de la vida”.
                                    —Es exactamente así.
                                    —¿Cuánto le 
                                      costo “La última estación” 
                                      y cuánto recaudará?
                                    —No tengo el balance definitivo. 
                                      Seguramente, alrededor de los 500 o 600 
                                      mil pesos.
                                    —¿Podrá recaudar 
                                      esa cantidad sin subsidios?
                                    —No, no. Es un milagro que usted 
                                      pague el estreno. Como no pude recuperar 
                                      los estrenos en las otras, en ésta 
                                      decidí casi no gastar nada. No pude 
                                      publicar avisos en los principales diarios, 
                                      salí con dos copias mías, 
                                      la tercera, que está en el Gaumont, 
                                      es del Instituto de Cine. Existe alguien 
                                      que me ayuda, que en este momento se encarnó 
                                      en Aníbal Fernández (ríe).
                                    —¿Ve? Al final usted 
                                      también precisa de “la patria 
                                      subsidiada”.
                                    —Por supuesto. El cine argentino 
                                      no existiría sin algunas de las formas 
                                      de subsidio, todo el cine europeo no existiría 
                                      sin la protección. Uno no recupera 
                                      nunca. Nadie lleva a la novia el sábado 
                                      a la noche, o los matrimonios no van el 
                                      sábado a la noche, salvo en casos 
                                      muy excepcionales, a ver mis películas. 
                                      Este cine mío está mucho más 
                                      cerca del lunes, martes o miércoles 
                                      (risas). Y el cine todavía sigue 
                                      siendo la salida.
                                    —¿Y la venta de DVD?
                                    —Tiene una difusión el DVD 
                                      pero se lo roban todo. Usted pone plata 
                                      encima para hacer la edición. No 
                                      sé si saca mil dólares. Esto 
                                      no hay que medirlo con la lógica 
                                      del que hace una película como cine 
                                      industria. En lugar de escribir una crónica 
                                      sobre estos últimos años, 
                                      he hecho una crónica con la ambición 
                                      de que pueda terminar como un testimonio.
                                    —¿Hay algo que no 
                                      le haya preguntado y que le gustaría 
                                      agregar?
                                    —Que, lamentablemente, estamos perdiendo 
                                      el tiempo porque estamos detrás de 
                                      falsas opciones. Voy a decir cosas repetidas: 
                                      la opción es encolumnarse detrás 
                                      de cinco o diez grandes propuestas que hacen 
                                      a la recuperación de nuestras riquezas 
                                      y que son suficientes para financiar un 
                                      desarrollo con cierto grado de autonomía. 
                                      Y democratizar las instituciones de la República 
                                      y bregar por una cultura de la participación, 
                                      que el ciudadano se eduque desde joven para 
                                      que sepa que esto le pertenece y que como 
                                      es suyo lo debe cuidar y debe pedir rendición 
                                      de cuentas. Democratizar los poderes para 
                                      evitar todos estos manipuleos o robos o 
                                      estafas que hemos padecido. Democratización, 
                                      recuperación de los recursos y, por 
                                      supuesto, si hay alguna prioridad absoluta, 
                                      es dar respuesta a la inmunda..., a la inmoralidad 
                                      ética, de que produciendo 134 millones 
                                      de toneladas de alimentos al año 
                                      tengamos cuatro millones de indigentes y 
                                      regiones del país como La Quiaca. 
                                      Hace pocas semanas me llamó Don Pedro 
                                      Olmedo, el obispo de La Quiaca, y me dijo: 
                                      “Mirá, acá el 50% es 
                                      desnutrido”. ¿Cómo puede 
                                      ser? Entonces, recuperar riquezas para acabar, 
                                      de una vez por todas, con la indigencia 
                                      y esas inmoralidades.