23/09/2008 02:41
                                      Página 12 - Nota - Economía 
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                                      ECONOMIA › LA REESTATIZACION DE AEROLINEAS 
                                      EN EL BOLETIN OFICIAL
                                      Un precio por las nubes
                                      
                                      El Gobierno promulgó la ley por la 
                                      reestatización de Aerolíneas, 
                                      pero se avanza poco para lograr un precio 
                                      de consenso entre el Estado y Marsans, que 
                                      también quiere cobrar por futuras 
                                      ganancias.
                                    Por Cledis Candelaresi
                                    Promulgada la ley para la reestatización 
                                      de Aerolíneas Argentinas y Austral, 
                                      y a punto de vencer el acta acuerdo que 
                                      habilitó el gerenciamiento mixto 
                                      de las empresas, son magros los avances 
                                      para formalizar esta compleja operación, 
                                      cuyo marco legal es cada vez más 
                                      difuso. La fijación de un precio 
                                      consensuado se transformó en una 
                                      misión imposible. Marsans insiste 
                                      con una valuación en base a las hipotéticas 
                                      ganancias que en los próximos años 
                                      tendría la línea de bandera, 
                                      mientras que los funcionarios del área 
                                      se resisten a convalidar ese criterio como 
                                      base de trabajo para la tasación 
                                      oficial. Estas dificultades habrían 
                                      quedado expresadas en la reunión 
                                      de directorio de ayer.
                                    La flamante ley 26.412 atribuye al Congreso 
                                      la potestad de aprobar la cotización 
                                      en la que hoy están trabajando el 
                                      Crédit Suisse, por Marsans, y el 
                                      Tribunal de Tasación, con la asistencia 
                                      de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad 
                                      Tecnológica de Haedo. Pero esa ley 
                                      no invalidó el acta acuerdo firmada 
                                      por las partes el 17 de julio, en virtud 
                                      de la cual el precio debe surgir de consenso 
                                      o, en su defecto, ser fijado por un tercero 
                                      a través de un fallo inapelable.
                                    Esa acta, que generó mucha antipatía 
                                      en los legisladores oficialistas y opositores, 
                                      creó un comité de transición 
                                      mixto, hoy a cargo de Julio Alak, habilitando 
                                      la participación de funcionarios 
                                      en el gerenciamiento de la compañía, 
                                      que no tiene un dueño preciso pero 
                                      sí al Estado como único aportante 
                                      para la cobertura de millonario déficit 
                                      operativo, o como “créditos”, 
                                      posibilitando su eventual ejecución, 
                                      otro camino para hacerse de esos títulos 
                                      sin tener que aportar dinero adicional.
                                    Formalmente, Marsans es dueño y 
                                      por eso amenaza con recuperar el gerenciamiento 
                                      exclusivo de Aerolíneas y Austral 
                                      si no hubiera un acuerdo con el Gobierno 
                                      antes de que expire la vigencia del acta. 
                                      Contando los sesenta días de validez 
                                      como hábiles, eso ocurriría 
                                      el 9 de octubre, según calendario, 
                                      o el 17, según conjeturaban ayer 
                                      fuentes ligadas a la negociación. 
                                      En cualquier caso, aún no se previó 
                                      ninguna prórroga.
                                    Pero la realidad es que la compañía 
                                      se está sosteniendo gracias a las 
                                      contribuciones estatales hasta para gastos 
                                      operativos elementales como el pago de sueldos, 
                                      que hasta la intervención fueron 
                                      concretadas sin dejar en claro en condición 
                                      de qué se formalizaban. Tan así 
                                      es que el juez que entiende en el concurso, 
                                      Jorge Sícori, reclamó al accionista 
                                      privado y al Estado que le precisen importes 
                                      de esas contribuciones y concepto. Aún 
                                      espera.
                                    No es la única incógnita 
                                      a despejar. Tampoco está claro qué 
                                      pasará cuando se venza el acta acuerdo 
                                      y el comando de transición –integrado 
                                      por dos representantes privados y tres estatales– 
                                      pierda el respaldo formal que le da ese 
                                      documento. Marsans desafía con asumir 
                                      el control absoluto y esperar una eventual 
                                      expropiación que luego discutiría 
                                      en el Ciadi. Pero los españoles bien 
                                      saben que ese camino les conviene poco.
                                    Por eso la semana pasada el español 
                                      Vicente Muñoz llegó a Buenos 
                                      Aires con varias cajas de documentación, 
                                      presuntamente útiles para poner un 
                                      precio. Los gerentes –en su mayoría 
                                      designados por Marsans, según enfatizan 
                                      las fuentes oficialistas– bosquejaron 
                                      un plan de negocios que daba por supuesto 
                                      que en un año Aerolíneas podría 
                                      tener una rentabilidad superior al 1 ciento 
                                      anual, algo que el propio Alak sugirió 
                                      en sus informes al Congreso cuando se discutía 
                                      la ley.
                                    Cruzado el dato con el de la facturación, 
                                      habría surgido cuánto dejarían 
                                      de ganar los españoles por ceder 
                                      el paquete accionario, poniéndole 
                                      un número a su pretensión. 
                                      Una visión que Alak no quiso rubricar, 
                                      dejándolos sin un documento clave 
                                      para tasar la empresa en función 
                                      del flujo de fondos. El otro camino de la 
                                      valuación es el de confrontar los 
                                      voluminosos pasivos con los menguados activos 
                                      al 1º de julio, presumiblemente menos 
                                      favorable a los vendedores.
                                    Estas cuestiones volvieron a analizarse 
                                      en la reunión de directorio de ayer, 
                                      cuerpo que formalmente también integran 
                                      los estatales Alak y Vilma Castillo, aunque 
                                      en este caso, en minoría. Lo que 
                                      en las oficinas de Bouchard no se considera 
                                      es que Julio Cobos pueda prestar oídos 
                                      a la advertencia de legisladores de la oposición 
                                      sobre la “nulidad intrínseca” 
                                      del acta acuerdo, que ganó soberanía 
                                      desde que se anunció la voluntad 
                                      de reestatizar.